POEMAS, CUENTOS, COMENTARIOS, SUEÑOS...
lunes, mayo 30, 2005
¿DIOS LE VA AL AMÉRICA?
¿Dónde encontró el cangrejo su inmortalidad?
¿Cómo hacer para tener más dedos para contar a todos mis amigos?
¿Por qué mi amiga Chuy se me esconde en la enredadera de internet?
¿Aún el verde es vida?
¿A dónde van los reflejos que absorbe el espejo?
¿Por qué no les enseñan a morder a los perros que ladran?
¿Dios le va al América?
¿Cuál es el mayor número que puede haber?
Bueno, son algunas de las muchas incógnitas que mi mente no logra descifrar. Ojalá que haya alguien tan sabio, tan sabio, pero tan sabio que, al menos me resuelva la penúltima.
¿Por qué? Porque si Dios ha permitido que el América sea campeón, será fácil dar una respuesta cuando me preguntan el por qué le voy al América. Todos me dicen frases como: "no lo puedo creer", "es el peor defecto que podrías tener", "todos cometemos algún error en la vida, no te preocupes", "andas mal y vas a acabar mal", "de todos modos te quiero", etc, etc.
Y yo, que soy muy sentido les digo que mi mente me dice lo mismo: que ¿cómo le puedo ir al América?, pero agrego que en las cosas del corazón me es muy difícil gobernar y mi familia: padres, hermanos, sobrinos, hija, primos, me han contagiado este mal que es incurable y los colores azulcrema los inventó Dios para vestir a los jugadores águilas.
En fin, no convenzo a nadie, ni a mí mismo, pero cuando oigo, en el estadio, cantar a la Monumental: ¡Vamos, vamos América!, me olvido de todos los comentarios y me pongo a cantar y a saltar sintiendo dentro del pecho este cariño que no sabe de goles regalados, ni de árbitros comprados.
Por lo pronto, bebamos de la dulce copa del campeonato que ya vendrán los tragos amargos de las indirectas de los envidiosos de que Dios sea americanista.
sábado, mayo 28, 2005
LA PÁGINA DE CHARLES BUKOWSKI
Y yo no puedo ser tan egoísta para no compartirla con ustedes. Sólo que, bajo advertencia no hay engaño, no van a encontrar literatura tradicionalista y "decente" (¿qué es la decencia?) sino las emociones de alguien que vivió en el arrabal y del arrabal. Poesía , novela, textos, relatos cotidianos suburbanos y, sobre todo, la sensibilidad cruda de un hombre que vivió rodeado de la incomprensión humana.Rechazado por algunos, pero muy querido y aceptado por muchos.
La página es: http://www.charlesbukowski.cjb.net/
Por otra parte, cumplo mi palabra y les hago la tercera entrega del poema "Eran las trece de la tarde", ojalá les haya gustado y les adelanto que en la primera oportunidad les regalaré el epílogo de la historia que narro en este poema. Quienes ya tienen mi libro saben que el epílogo se titula "Volviste a casa".
Bien, no hablemos más y dejemos que los sentimientos fluyan en las líneas del poema.(?)
III
No lo comprendo…
han pasado tres semanas
en que pronuncio tu nombre
pero no me dice nada;
ni tu voz, ni tu rostro,
ni tu letra reconozco
en las líneas de tu carta.
Hoy, temprano, desperté
y abracé con amor mi vieja almohada,
pero no encontré el aroma que,
enamorado, aspiraba,
para vivir en tu ausencia
cuando solo me dejabas.
Y es verdad, no lo comprendo…
el sol brilla, el agua canta,
el cielo es limpio
y mis brazos no te extrañan.
¿En dónde quedó el amor
que yo siempre te juraba?
¿En dónde lloré el río de sangre
que siempre imaginé
para el día en que te marcharas?
La paloma de tu aliento
se alejó de madrugada
y tus ojos (luminosos)
son estrellas apagadas;
aunque mi corazón, (¡Dios bendito!)
ha vuelto a encender la vieja llama:
el silencio de mi casa
ya no muerde tu recuerdo
como perra de nostalgia,
mis oídos ya no escuchan
la canción que te gustaba,
ya mis ojos no te buscan
y, en mi cuarto,
la nostalgia me acompaña.
Es sábado, de noche,
y una luz de la calle
se filtró por la ventana
iluminando tu foto que colgué
en su marquito dorado
a un lado de mi cama.
Entonces, con dolor,
casi con miedo,
descubrí que te olvidaba,
y el amor,
que un día te tuve,
era en mí una cosa extraña
que se esfumó
como el humo del cigarro que,
en esta solitaria noche,
fumo al pie de mi ventana.
Son las veinte treinta y siete
y el tic-tac
del reloj que me dejaste
en la pared de la sala,
deja caer, lentamente,
con tristeza y agonía
horas de lágrimas.
viernes, mayo 27, 2005
LOS MAESTROS EN EL ARTE
Sinceramente, les digo que quedé sorprendido del enorme talento que muchos de mis compañeros mostraron en estas actividades. Por supuesto, yo lo hice en poesía compartiendo tres poemas aún inéditos: "Malditos horóscopos", "Hablar de ti" y "No bastan diecisiete noches para olvidarte". Pero, sin duda, lo disfruté mucho fue la gran variedad de matices en los bailes regionales que los grupos de maestros presentaron. Creo que, definitivamente, los jurados se vieron en serias dificultades para señalar ganadores. ¡Qué bueno! Con esto, se demuestra que los maestros somos capaces de desarrollar, también, otras habilidades y en muy buen nivel.
De la zona escolar a la que pertenezco, en el Estado de México, sólo nos registramos dos: el compañero Arturo Farfán Mercado y yo.
Él participó en canto y nos ofreció la famosa canción de "Mujeres divinas" y, la verdad, lo hizo muy bien. Bueno, no es raro ya que no hay evento en el que no se presente y ¡gratis! Dice que lo hace para tener más práctica y que hasta pagaría porque lo dejeran cantar. Esto, desde luego, es amor al arte.
Ahora, como lo prometido es deuda, les ofrezco la segunda de las tres partes del poema "Eran las trece de la tarde", ojalá que les guste. Me comprometo en publicar, mañana, la tercera parte.
Han pasado dos días desde tu partida.
Ayer, por no dejar, llamé a tu casa,
mientras un viento frío azotaba mi cara
y la peor de las angustias
en mi alma se instalaba.
Pregunté por ti
y me dijeron (¡mala suerte!)
que de viaje te encontrabas.
Pedí que te dijeran
que el viento era un suspiro
cargado de nostalgias,
que el mar, sin tu presencia,
era un pobre viejo contenedor de lágrimas,
y que la soledad
ha vuelto a ser la gran amiga
que siempre me acompaña.
Cuando llamé sabía que sólo eras tú
lo que yo necesitaba;
mas, con resignación,
cerré la puerta que entreabrí
y por la que entró
un rayo de esperanza.
Es lunes y comienzo
a vivir, sin ti,
esta larga semana.
El ritmo de la vida
se detuvo en mi casa,
los suspiros de mi pecho
escurren por mi ventana,
en el ambiente vibra triste
el matiz de una tonada:
la canción de Marco Antonio,
(“Si no te hubieras ido ”)
y yo, en mi cama,
con la mirada perdida,
la esperanza sepultada.
Son las diecinueve doce
y el reloj llora conmigo
horas de lágrimas.
jueves, mayo 26, 2005
ERAN LAS TRECE DE LA TARDE
Les quiero pedir, también, que me dejen algún comentario, ya sea en la página o en mi correo: jose_delgado9@hotmail.com Gracias.
ERAN LAS TRECE DE LA TARDE
I
Eran las trece de la tarde
(ya sé que no se dice así,
mas cuando alguien como yo, necio,
se monta en su trece,
no hay quien lo baje
aunque el diablo baile),
eran las trece cuando llegaste a mi puerta
y el reloj lloraba
horas de lágrimas.
Sonreías, forzadamente,
pero una gran angustia
en tu voz se notaba.
Te pregunté: “¿Cómo has estado?”,
y hablamos de mil cosas
con ansias disfrazadas.
Los minutos pasaron, llovían las palabras,
por demás casuales,
que nada decían
pero a la soledad le daban la batalla.
De pronto: el silencio.
Las miradas, a veces eran reclamos,
a veces esperanzas;
entonces,
yo,
con las palabras de mi padre:
“se acabó, a la chingada ”,
de nuestra historia
cerré la página.
Eran las trece diecisiete,
la nostalgia,
en el aire,
vigilaba.
Abriste el cofre donde guardabas
tu última (la única) carta.
Dijiste: “es para ti,
la lees cuando me vaya ”.
Yo pensé: “no importa,
la he leído ya en tu mirada ”,
y el perdón (¡maldita sea!)
de mis labios no brotaba.
Acerqué mis pasos hacia ti
(las dudas sus flechas me lanzaban);
busqué tus ojos
y en ellos encontré un brillo de esperanza.
Te dije: “cuídate ”,
y quería decirte: “no te vayas ”.
Me abrazaste,
mis manos nerviosas anudaban mi bufanda
(este pinche frío invernal
el calor de mi alma congelaba).
Vi tu rostro por última vez (¡bendito Dios!)
tan cerca de mi cara,
sentí el aliento que, en horas felices,
de vida me llenaba;
me diste un beso en la mejilla,
mi corazón lloraba.
Preguntaste: “¿qué hora es?”
“Las trece treinta y uno”, te dije.
“Es tarde” –dijiste- “ya me voy, que seas feliz…”
(y algo más, pero no escuché nada).
Te acompañé a la puerta
deseando (sin pedirlo)
que una vez más a mi lado te quedaras.
Pero saliste y,
al mismo tiempo,
la soledad entraba.
Me senté y, en medio de un silencio de muerte,
con manos temblorosas,
abrí la carta.
En ella, como lo supuse,
las dudas me aclarabas;
pedías perdón por no decirlo con valor,
cara a cara.
También pedías que nunca te olvidara
(¿Cómo podría hacerlo,
si el vacío que dejaste en mi habitación
agrieta mi garganta,
y hoy que te escribo esta líneas,
que no conocerás,
siento un peso enorme
que me tortura el alma?).
Terminaste escribiendo
tres malditas palabras:
“!Adiós, para siempre !”,
la soledad reinaba.
Eran las trece treinta y siete
y el reloj lloraba
horas de lágrimas.
Mañana les regalaré la segunda de las tres partes que componen el poema. Un saludo para mis amigos poetas del grupo Transgresión de Iguala, Gro.
miércoles, mayo 25, 2005
EL LIBRO
Y digo esto porque desde que salió a la luz este libro de poemas que contiene muchas de las vivencias que, a lo largo de mi vida, he tenido, no he descansado por llevarlo de la mano, cuidarlo, enseñarlo a caminar y en muchas ocasiones lo he presentado en sociedad.
Por supuesto, como todo buen padre, he tenido que hablar bien de él apesar de los defectos que tiene. Hablo sólo de sus virtudes, claro, y cuando me preguntan por él digo que por ahí anda, caminando.
Ahora se los presento con el orgullo de quien se ha esforzado por ver cumplido un anhelo, un sueño: el de compartir con los demás mis emociones, mis alegrías, mis tristezas y melancolías, con la esperanza de que estos sentimientos los sientan como suyos al identificarse con algunas de las historias a las que hacen referencia mis humildes versos.
Va, antes que todo, mi agradecimiento para mi editor: Federico Corral Vallejo, poeta también, quien creyó en mí y aceptó que se publicara en su editorial, Tinta Nueva, (CEID) y hace una bonita presentación en el libro.
De la misma manera, un agradecimiento, acompañado de mi afecto, para mi amiga Queta Navagómez, excelente escritora, poeta, cuentista y novelista, Premio Nacional de Poesía 2004, por su apoyo para la revisión y selección de mis poemas; para mi familia por su paciencia y para mi sobrino Jahén por ser el primer depositario de esta inquietud y el primer "revisor" del libro cuando aún era sólo un engargolado.
Gracias a todos mis amigos y amigas que me han apoyado para su distribución y presentación
en muchas partes de la Ciudad de México y del Estado de México, así como de la Cd. de Iguala, Gro. Gracias, otra vez, mil gracias.
lunes, mayo 23, 2005
LA RECONCILIACIÓN
Bueno, es mi propuesta que, sin hablar
No te quedes en la puerta,
entra,
la tormenta ya pasó
y el mar
se mece en dulce calma.
Ven,
ayúdame
a recoger del piso
los pedazos de mi alma.
Ya lo ves:
también lloro,
no digas nada,
dejemos al amor
que hable sin palabras;
porque después de todo,
¿qué importa si tú, o yo,
ganamos la batalla?
Aquí no hay más que dos,
que a fuerza de sufrir,
descubren que se aman.
Y el perdón que me pides
desde antes te aguardaba.
¿Ves qué fácil
cuando el amor enciende
otra vez la llama?
Me besas y te beso,
y un jardín de rosas
florece en nuestra cama.
Abrázame,
haz que tus manos
sean brasas en mi espalda.
La hoguera está encendida,
no digas nada,
dejemos al amor
que hable sin palabras.
CUANDO SE VA UN SER QUERIDO
Y sucedió lo inexplicable.
Nos has dejado ya con nuestras pobres manos
huérfanas de ti,
apenas con la tierra seca que,
desolados,
amontonamos, sudorosos,
junto a las flores frescas.
Diecisiete días con sus noches,
hora tras hora, minuto tras minuto,
tu corazón cansado libraba la batalla;
y todos juntos, con las manos unidas,
por tu salud corrían nuestras lágrimas;
pero en un descuido,
con el viento tibio de la tarde,
Palomita Blanca,
te fuiste.
(¡Tan grande está la casa,
tan grande y solitaria!
¡Tan grande y sola tu silla favorita!
¡Tan fría y tan sola está tu cama!)
Y todavía nos viste entre la gente,
abrazados,
cantando para ti,
con el alma dolorida,
la canción del pescador que tanto te gustaba;
mientras el cielo, compadecido,
soltaba una llovizna que no refrescó
nuestras ardientes gargantas.
Ahora, nos queda tu recuerdo,
tu imagen viva
que es nuestro universo,
y tus pasos, por esta casa
en la que nos dejaste encendidos luceros.
Este poema lo comparto con ustedes, con un poco de tristeza,
pero con el orgullo de haberlo escrito a la memoria
de la señora madre de mi amigo Juan Carlos Rivera
quien falleció el año pasado y le prometí, a él,
que lo publicaría y estoy cumpliendo por la amistad
y el respeto que él, de mi parte, se merece.
Comentarios a mi dirección: jose_delgado9@hotmail.com
sábado, mayo 21, 2005
ANOCHE SOÑÉ QUE ME HABÍAMUERTO
me vi rodeado de mucha gente
que me visitaba,
estando, yo, tendido
en una gran mesa de madera
(creo que era la del comedor de mi madre).
Me vistieron elegantemente
y no es raro,
a todos los difuntos los arreglan bien
para que Dios les haga su fiesta.
Mientras unos entraban otros salían de mi casa
(así es en la vida, nadie lo duda)
y se despedían de mí,
yo creo que deberían haber dicho:
hasta luego, al rato nos vemos;
y qué bueno que dijeran eso
porque no hay cosa más terrible
que estar solo,
aunque, en la vida, haya veces
en las que más valiera.
Pero ya en la muerte
es la peor de las angustias
(yo lo sé por mi sueño, por supuesto)
el pensar que no vas a tener, junto a ti,
en quien descargar tus frustraciones,
tus melancolías, tus envidias;
porque para eso buscamos a la gente,
si no, ¿para qué?
Una señora,
de las que rezan con cada uno de sus respiros,
le dijo a mi familia
que colocaran mis manos
sobre mi pecho,
de manera que se viera
que yo estaba en paz con todos,
en la muerte,
como nunca lo estuve en la vida.
Si de por sí ya estaba en guerra con mis pies
dentro de mis zapatos nuevos
que me lastimaban
(en serio, me lastimaban),
ahora más con las manos quietas,
me rebelé y las bajé del pecho;
entonces, disimuladamente,
la misma rezandera, quitó una agujeta
de uno de mis zapatos
y me las ató.
En ese momento comprendí
que ya no debía dar más lata
y tenía que dejar a los vivos
que hicieran con mi muerto
lo que fuera necesario
para que estuviera quieto
ya que, de vivo,
siempre anduve con el ojo alerta,
los pies sin caminos,
las manos sin viento.
Así que estuve muy tranquilo,
con los pies muy juntos,
con las manos quietas,
con mi pecho muerto
hasta que sonó la alarma de mi celular
y me regresó a este mundo
en el que, todavía,
nadie, pero nadie,
estará en paz conmigo
por esta mano que escribe
y por estos ojos
con los que todo veo.
(Creo que mi epitafio decía:
"El que nada tuvo, porque estuvo ciego")
Este texto, no sé si poema, lo dedico a todos mis amigos(as) que me han hecho el favor de leer mi página y que me han dedicado uno que otro recordatorio familiar por usar un tamaño de letra tan pequeño y colores tan chillantes. Les ofrezco disculpas y les prometo que trataré de no descuidar esos detalles, pero, por favor, no me dejen solo. Les pido, además, que me dejen algún comentario. Si no pueden hacerlo porque no hayan aprendido bien, como yo, el idioma de Shakespeare, entonces, por favor, envíenmelo a mi dirección: jose_delgado9@hotmail.com
¡Sale, bay!
viernes, mayo 20, 2005
SATISFACCIONES DE POETA
miércoles, mayo 18, 2005
LA VIDA ES GENEROSA
martes, mayo 17, 2005
LA FAMILIA Y LOS VALORES HUMANOS
domingo, mayo 15, 2005
EL MAGISTERIO
En el mes de octubre cumpliré 28 años de servicio en esta noble tarea de enseñar por lo que, a dos de jubilarme, no dejan de sorprenderme los enormes esfuerzos que investigadores y pedagogos han hecho para proponer formas "nuevas" de enseñanza. Sin embargo, a la luz de las estadísticas de las evaluaciones para conocer el nivel de aprendizaje en todos los niveles educativos, el resultado es el mismo: estamos en un estado deplorable en cuanto a conocimientos se refiere.
Y en cuanto al desarrollo de la creatividad, que es el aspecto de mayor importancia en el que la educación debiera enfocar la mayoría de sus estrategias para hacer que el individuo, en sociedad, tuviera estrategias para resolver cualquier tipo de situación que se le presentara, nos arroja, también un saldo negativo.
Pero, bueno, no es mi intención hacer un análisis o una crítica al sistema educativo mexicano y, mucho menos, a mis compañeros maestros de cualquier rincón del país; sólo intento reflexionar sobre este tema ahora que es el "Día del maestro" ya que, como tal me siento responsable de lo poco o mucho que he dejado de hacer para que la situación cambie.
Y dije que es una profesión noble porque alimenta el espíritu el ver en los niños el brillo de sus ojos cuando sienten que han aprendido algo nuevo, cuando se aloja en sus almas el sentimiento de querer ser como su maestro (a), cuando se dan cuenta de que son tratados como seres humanos: queridos y respetados.
Ahora, después de tantos años de "ser" maestro, puedo decir con orgullo que quizá no he enseñado muchos conocimientos pero que he procurado el sembrar, entre mis alumnos, los mejores sueños y los más grandes anhelos, lo que me ha permitido recoger el mejor de los frutos: su amistad.
Hoy tengo grandes amigos que fueron mis pequeños alumnos. Entre los que destacan, sin dudas, los Hernández Perianes: Luis, Jorge, Miguel, Roberto y Agustín. Todos mis alumnos de sexto grado y todos mis ahijados. Luis y Miguel son, ahora, también mis compadres ya que me hicieron el honor de darme a sus pequeñas hijas como ahijadas.
Con igual importancia los Hernández Navarro, tres hermanos que también fueron mis alumnos y ahora son mis ahijados: José, Ale y Michel.
Cada día me visitan exalumnos que ya están en la universidad o que ya son padres de familia y de pasadita van a saludarme y ésta es la mejor recompensa que, como maestro, he tenido. No hacen falta los reconocimientos de las autoridades cuando cuentas con las que te dan tus alumnos y son, de verdad, las que más valen.
Feliz Día para todos mis hermanos que son, como yo, maestros: Queta, Toño, Gregorio y Pablo y para mi cuñado Alejandro así como para la esposa de Pablo: Irasema.
Felicidades también para todos mis compañeros(as) y amigos (as) que son maestros (as).
¡Buen día!
viernes, mayo 13, 2005
QUIEN ESTÉ LIBRE DE CULPA...
martes, mayo 10, 2005
"DÍA DE LAS MADRES"
Bricia Bahena Piedra, hija de Camerino Bahena y de Julia Piedra. Nativa de Tomatal, Gro. Hace más de setenta años que nació y sigue siendo la niña traviesa que juega con sus emociones y se fortalece como ser humano en su religiosidad y el apego a la familia. Madre de seis: Odila, Martha, Inocente, Queta, Gregorio y Toño.
Desde luego que hablo de mi madre, y lo hago desde la Cd. de México, donde vivo, pensándola, añorándola, viviéndola en mi corazón y recreándola en mil imágenes distintas: vendedora de pan, jornalera, campesina, lavandera, vendedora de guajes y de nanches, católica, fiestera, comerciante, amiguera, madrina de cien, comadre de doscientos, cariñosa, fuerte, combativa, fiel, siempre alerta, rebelde, amorosa y, sobre todo, excelente madre.
Ven como es muy fácil caer en el lugar común de los elogios. Pero, ¿qué puedo hacer, ahora que la tengo lejos, si no es pensando en sus manos que no me acarician, en sus palabras que no me regañan, en sus ojos que no me miran?
Ahora recuerdo cuánto me dolían los jalones de orejas que, cuando fui niño, me daba; pero en este momento, que escribo por ella, y que me encuentro solo, ante esta insensible máquina, con una lágrima escurriéndome de cada uno de estos ojos que ella me obsequió, quisiera que estuviera conmigo, que me regañara por mis travesuras y con sus manos rústicas me jalara otra vez las orejas para recostarme en su pecho y me dijera: hijo mío,no estás solo, ¿no estoy contigo, como siempre?
Gracias Bricia Bahena, gracias madre.
sábado, mayo 07, 2005
POETAS QUE TRANSGREDEN
TRANSGREDIR: QUEBRANTAR, VIOLAR UN PRECEPTO, LEY O ESTATUTO.
Entonces, "Transgresión", el grupo de poetas de Iguala,Gro., que me han hecho el favor de invitarme a que participe con ellos de las actividades literarias que como grupo tienen, pretenden romper con los estilos que durante décadas han sido considerados intocables o ¿inviolables?
A mi modo de ver, con lo poco que ahora conozco de lo que escriben, buscan ofrecer una propuesta poética y narrativa que no esté sujeta a normas tradicionalistas arcaicas (no por eso desvaloradas) en cuanto a formas y fondos temáticos.
Dice Fernando Antúnez, en su poema "MARKETING":
jueves, mayo 05, 2005
¿DÓNDE QUEDA TOMATAL?
Pero si contesto que soy de Tomatal, invariablemente me preguntan: ¿Dónde queda Tomatal?
Y claro, también he escrito algún poema sobre mi pueblo y otros textos en prosa sobre sus fiestas.
Ahora les comparto algunos versos de un poema al que titulé
lunes, mayo 02, 2005
LA SOLEDAD
Hablar de la soledad, en soledad, es como referirse al sol estando en el desierto. Pero, de algo tengo que hablar, hoy cuando siento que una telaraña me envuelve los sentidos y me aísla de todo y de todos. Nadie puede negar que duele reconocerse en soledad, no material sino espiritual; es decir, creeer, suponer, pensar, sentir, imaginar, aceptar, tragarse entera la convicción de que a nadie, pero de verdad, a nadie le importas.
Y lo peor es cuando hay quienes intentan demostrarte lo contrario, por lo bajo te sonríes y haciendo la más desagradable de las muecas exclamas: ¡ajaaá! Así es esto, cuando no encuentras la más leve brisa que mueva tu embarcación y estás en el centro del océano tus fuerzas ceden, la lucidez se opaca, la lengua se pega en el paladar y el corazón se duerme con la puerta cerrada.
Y no hay lluvia que refresque la resequedad de tu alma, sólo una oscura, terrible y espesa nube de melancolía te acompaña. Entonces, los diablos se apoderan de las palabras y comienzan a trincharlas, les sangran, las corrompen y así, en estado putrefacto, se juntan en una masa espantosa que destila dolor y odio, rencor y egoísmo, pesadez y llanto, y dan forma al gran poema que esperabas para escupírselo en la cara o como taladro incrústarselo en el oído de la persona que te tiene en ese estado de degradación y miseria.
Y si ella te pregunta, aún con un tono de esperanza (o de tristeza): ¿es que ya no me quieres?
La hediondez se suelta con algunas letras que pronuncias con el mayor de los desprecios:
"No es que te haya dejado de querer,
lo que pasa es que no sé
si alguna vez te quise"
Y ahí dejas clavado el puñal en la más cruda de las heridas. El impulso es el mismo y para dar marcha atrás ya no se tienen las mismas fuerzas. Y ahí te quedas, encharcado, con los dos pies metidos en el lodazal de tu veneno, hasta que como Medusa, eres víctima de ti mismo y te llega lo que tanto ansiabas: la liberación final y definitiva que te hará abandonar la fosa de la soledad que tú mismo cavaste.