domingo, mayo 15, 2005

EL MAGISTERIO

Hace poco leí por aquí, en internet, un comentario sobre la escuela, en la actualidad, que me dejó intrigado. Decía, entre otras cosas, que ahora se les dedica mayos atención a los niños con necesidades de aprendizaje especiales y que a los "normales" se les descuidaba con respecto al ritmo y a los estilos para acceder al conocimiento. Concluía de manera severa afirmando que, a este paso, todos los niños de cada grupo serán "especiales".
En el mes de octubre cumpliré 28 años de servicio en esta noble tarea de enseñar por lo que, a dos de jubilarme, no dejan de sorprenderme los enormes esfuerzos que investigadores y pedagogos han hecho para proponer formas "nuevas" de enseñanza. Sin embargo, a la luz de las estadísticas de las evaluaciones para conocer el nivel de aprendizaje en todos los niveles educativos, el resultado es el mismo: estamos en un estado deplorable en cuanto a conocimientos se refiere.
Y en cuanto al desarrollo de la creatividad, que es el aspecto de mayor importancia en el que la educación debiera enfocar la mayoría de sus estrategias para hacer que el individuo, en sociedad, tuviera estrategias para resolver cualquier tipo de situación que se le presentara, nos arroja, también un saldo negativo.
Pero, bueno, no es mi intención hacer un análisis o una crítica al sistema educativo mexicano y, mucho menos, a mis compañeros maestros de cualquier rincón del país; sólo intento reflexionar sobre este tema ahora que es el "Día del maestro" ya que, como tal me siento responsable de lo poco o mucho que he dejado de hacer para que la situación cambie.
Y dije que es una profesión noble porque alimenta el espíritu el ver en los niños el brillo de sus ojos cuando sienten que han aprendido algo nuevo, cuando se aloja en sus almas el sentimiento de querer ser como su maestro (a), cuando se dan cuenta de que son tratados como seres humanos: queridos y respetados.
Ahora, después de tantos años de "ser" maestro, puedo decir con orgullo que quizá no he enseñado muchos conocimientos pero que he procurado el sembrar, entre mis alumnos, los mejores sueños y los más grandes anhelos, lo que me ha permitido recoger el mejor de los frutos: su amistad.
Hoy tengo grandes amigos que fueron mis pequeños alumnos. Entre los que destacan, sin dudas, los Hernández Perianes: Luis, Jorge, Miguel, Roberto y Agustín. Todos mis alumnos de sexto grado y todos mis ahijados. Luis y Miguel son, ahora, también mis compadres ya que me hicieron el honor de darme a sus pequeñas hijas como ahijadas.
Con igual importancia los Hernández Navarro, tres hermanos que también fueron mis alumnos y ahora son mis ahijados: José, Ale y Michel.
Cada día me visitan exalumnos que ya están en la universidad o que ya son padres de familia y de pasadita van a saludarme y ésta es la mejor recompensa que, como maestro, he tenido. No hacen falta los reconocimientos de las autoridades cuando cuentas con las que te dan tus alumnos y son, de verdad, las que más valen.
Feliz Día para todos mis hermanos que son, como yo, maestros: Queta, Toño, Gregorio y Pablo y para mi cuñado Alejandro así como para la esposa de Pablo: Irasema.
Felicidades también para todos mis compañeros(as) y amigos (as) que son maestros (as).
¡Buen día!

No hay comentarios.: