miércoles, agosto 31, 2005

EN LAS CALLES DEL OLVIDO

ME CONVERTÍ EN CAMINANTE SIN RUTA Y SIN SENTIDO CUANDO EMPECÉ A ANDAR POR LAS CALLES DEL OLVIDO.

Suena común, por supuesto, el decir que si la llave del amor se cierra se abre la del olvido, y qué bueno que fuera así siempre; lo peor es cuando se abre la del rencor y vacía toda la pus que traemos dentro.
Sin embargo, dicen los médicos que para que una herida sane es elemental extraer todo lo podrido para que lo que esté aún sano se regenere y el organismo se rehabilite.
Eso, en los asuntos del cuerpo está bien, pero ¿en las cosas del alma valdrá igual?
¿No será que al sacar frente a la persona que se ha amado la podredumbre del corazón, los gusanos del odio se apoderen de los buenos recuerdos, que siempre hay, los devoren y nos hagan naufragar en el lodo podrido del resentimiento?
Yo creo que cuando una relación ha tocado fondo y los garfios de la desconfianza, las dudas, los celos y reclamos te enganchan en la profundidad del pozo turbio del desamor, más vale encaminarse hacia las calles del olvido para no envenenarse el alma.
Y es que, finalmente, ¿quién puede declararse cabalmente limpio, inocente y puro en una relación de pareja? ¿Alguien podrá garantizar el 100% de fidelidad, honestidad, respeto y amor? Porque estas son las condiciones para no hacer llover el agua ácida de la desconfianza en el corazón de los enamorados.
Bueno, ya sin tanto rollo, como diría Jesús: "Quien esté libre de culpa que tire la primera piedra". De manera que más vale no hacer alto en la casa de las riñas, aceptar que la llaga no podrá sanar por sí sola, que necesitamos ayuda y caminar por las calles del olvido sin nuestra pareja aunque se corra el riesgo de inundar nuestra habitación con rìos de nostalgia, desolación y abandono.
Así lo creo: u olvidas y perdonas todo, o no perdones pero te alejas y te olvidas de la otra persona, rescatando las cosas padres con las que revitalices tus sentimientos y te protejas para sobrevivir a la lluvia de vidrios rotos del final de una relación amorosa.
Y si se da así, tan tranquilos todos, ¿no?


AYER

Ayer tuve tus manos,

como palomas: suaves,

entre las mías encendidas;

también tuve tus ojos,

húmedos de luz,

escurriendo lloviznas,

en mi pecho tuve tu nostalgia comprimida;

a veces eras tristeza,

a veces alegría.

Hoy no tengo ni tu nombre

porque,

poco a poco,

se me olvida.

martes, agosto 23, 2005

EL SUR EXISTE...A PESAR DE TODO

RESEÑA DE ACAPULCO

“EL SUR EXISTE…A PESAR DE TODO”
José I. Delgado Bahena

A ver, ¿quién se apunta? –preguntó Luis Luna durante la sesión de uno de tantos viernes en los que, como grupo de poetas Transgresión, nos hemos reunido en el bonito restaurante de Celia y Milo, de Iguala-. Aquí está la propuesta de Mauricio (Leyva) –continuó- para participar en el XVI Encuentro de Escritores que organiza el Grupo Cultural Alebrije de Acapulco.
-¿Cuándo se llevará a cabo? –preguntó Danira, con el bolígrafo en la mano dispuesta a tomar nota con el interés a flor de piel.
Fue Fernando Antúnez quien, por ser el presidente del grupo, tenía completa la información.
-Se trata de asistir durante dos días –dijo Fernando-: viernes 12 y sábado 13 de agosto. El primer día se leerán cuentos y al siguiente poesía.
-¡Yo me apunto! –exclamé emocionado levantando mi mano con insistencia y emoción pensando en la posibilidad de asistir a un evento en el que no sólo iría a compartir; sino que también saldría nutrido al escuchar las diversas propuestas de los escritores.
Se agregaron a la lista el mismo Fernando, Luis, Maricela, Estela, Danira, Adolfo, Zel y Mauricio, por supuesto, considerando que él había traído la invitación.
Claro que yo contaba con la disposición por estar de vacaciones y ya me imaginaba en el puerto, con su calor húmedo y su brisa marina envolviéndonos el alma con el fluir de los versos y las narraciones.
Y como no hay plazo que no se cumpla llegó el día esperado. Enterados todos de las condiciones y horarios para participar en este encuentro, decidimos irnos cada quien por nuestra cuenta debido a las ocupaciones de algunos. Yo, con la previsión que me gusta tener para viajar, decidí comprar mi boleto un día antes y llegar con anticipación al lugar denominado “La Casona de Juárez”, allá, en Acapulco.
“La Casona de Juárez” es una casa antigua que ha sido conservada por las autoridades municipales para ofrecer ahí eventos culturales y se llama así por estar ubicada en la calle de Benito Juárez., muy cerca de la Costera y del zócalo.
De manera que fui el primero en registrarme como participante ante los organizadores y el primero en ser hospedado en un hotel cercano a “La Casona”. El hospedaje de todos los foráneos, debo aclararlo, fue cubierto por el Grupo Cultural Alebrije, al parecer con el apoyo del Lic. José Castañeda Dimayuga, Director de Cultura del municipio.
Con ansiedad y nerviosismo, por no saber nada sobre los participantes e invitados que estarían valorando los trabajos de todos, preparé los textos que llevaba destinados para leer en ese día de narraciones: “Ojos de perro”, “Es martes y parece viernes” y “¡Vaya susto!”.
Un poco antes de iniciar el encuentro llegaron los demás compañeros de Transgresión, no todos, la mayoría, y de inmediato nos dispusimos a difundir los folletos que contienen algunos de nuestros poemas, así como la revista Reevolución.
Eran las cinco y media de la tarde cuando se efectuó la inauguración del evento y dio comienzo la presentación de los trabajos por medio de los autores y, como es de suponer, por ser el primero que realizó su registro, yo abrí la serie de lecturas de narraciones. La verdad, no quise abusar y sólo leí los dos más cortos.
Y transcurrió la tarde y parte de la noche inmersos, todos, en atmósferas tan variadas como la diversidad de los temas que los participantes nos ofrecieron en sus textos. De manera que íbamos del amor a la soledad y de la degradación del ser humano a los ideales embarcados en los cuentos, relatos, anécdotas y sainetes.
Con el alma en un hilo, como se dice comúnmente, escuchamos relatos tiernos como el del “Perro Callejero”, Zhervando Basilio, quien le dedica a su maestra, que le enseñó las primeras letras, su texto y, estoy seguro, nos hizo recordar a todos a aquella maestra que tuvimos en nuestro primer grado de educación primaria. Pero también nos desgarró la conciencia el cuento sobre la violación de un niño, así como las arbitrariedades que se cometen con la gente humilde, campesina, que les hace cambiar las miradas a los hijos de padres asesinados. Y estos temas nos hicieron desear que fueran, realmente, sólo cuentos porque nos impregnaron de una sensación de desconfianza mezclada con rebeldía y coraje.
Al día siguiente, preparados todos con nuestros poemas, dio inicio la sesión a las cinco de la tarde con una participación de nuestra compañera del grupo Transgresión Maricela Arzate. Inició ella porque nos compartió un relato, muy triste, pero lleno de emotividad.
Enseguida, el coordinador del Taller El Alebrije, Lic. Humberto Aburto Parra, hizo la presentación del escritor jaliciense Eusebio Ruvalcaba, quien fue enviado por CONACULTA a solicitud de los organizadores para que platicara con los asistentes al Encuentro sobre “El ingrato oficio de escribir”.
Entre muchos de los conceptos que nos compartió en su conversación con el público, nos dijo: “Lo que se necesita para acercarse al acto de escribir es humildad, voluntad y entusiasmo”. Agregó: “En la vida de cada hombre está el secreto de toda la literatura”.Concluyó afirmando: “Sólo se sabe que un escritor tienen talento cuando, al leerlo, te conmueve”.
Después de la ponencia se realizó la lectura de poemas con la misma intensidad en las emociones que el día anterior con los sentimientos desbordando nostalgia, tristeza, melancolía, rebeldía, ausencia, valor y, por supuesto, el amor.
En esta ronda participamos todos los del grupo de Transgresión que asistimos al evento.
Desde afuera, el mar nos enviaba una sinfonía que nos envolvió y bañó nuestras emociones que se encontraban dispersas uniéndolas en un solo sentimiento: agradecimiento.
Agradecimiento por la apertura de este Grupo Cultural, ya que con su postura incluyente abre los micrófonos para todas las expresiones sin importar ideologías, sexo, edades e incluso nacionalidad. En esta ocasión pudimos escuchar la creatividad de Escritores guerrerenses: de Chilpancingo, Tixtla, Iguala, Atoyac, Acapulco; michoacanos, un dominicano y hasta un canadiense; niños, muchos jóvenes, otros no tan jóvenes, pero todos con el mismo entusiasmo que nos mantuvo presentes hasta las diez treinta y siete de la noche, hora en que se clausuró el encuentro y se entregaron reconocimientos.
Ah, olvidaba registrar que durante la mañana, aprovechando un poco de tiempo libre, salimos a dar una vuelta con un amigo de Fernando: Cristóbal Alfonso Hernández Mejía quien, muy amablemente, se puso a nuestra disposición y a bordo de una camioneta nos regaló un viaje por toda la Costera hasta Puerto Marqués, ilustrándonos con información que desconocíamos de nuestro, todavía maravilloso puerto mexicano.
Ya por la noche, al término del evento se escuchó la voz alegre de Luis quien propuso:
-¿Qué les parece si vamos al mirador de la Quebrada a tomar un poco de la brisa del mar?
¡Y claro!, por supuesto que aceptamos. Así: entre risas, anécdotas, reflexiones y chistes le dimos vida a las últimas horas que nos quedaron, por esta ocasión del Encuentro Estatal de escritores en Acapulco, con la esperanza de que el próximo año nuestro grupo de poetas Transgresión, vuelva a tener la oportunidad de participar, ojalá.

domingo, agosto 21, 2005

EL PERRO CALLEJERO

Hace una semana participamos, como grupo de poetas Transgresión, en el Encuentro Estatal de Escritores que, año con año, organiza el grupo cultural de Acapulco.
He escrito ya una reseña como colaboración para la revista cultural Reevolución de Iguala, Gro., pero en este espacio quiero comentarles que conocí a un escritor que emocionó a todos con sus textos, uno de ellos dedicado a su maestra de primer grado de educación primaria.
Durante el evento distribuyó sus libros y uno de ellos: "Un sueño de libertad", contienen relatos llenos de sensibilidad. Son recuerdos del autor Zhervando Basilio Rodríguez, originario de Tixtla, Gro., quien se hace llamar El Perro Callejero.
Les voy a compartir algunas frases que, aunque parecen muy sencillas están impregnadas de una gran responsabilidad y un profundo sentimiento callejero.
"A otro perro con ese verso"
"El peor perro atrapa un verso"
"Más vale perro conocido que poetas por desconocer..."
"El perro callejero soñó con ser poeta y sólo llegó a ser el más humilde aprendiz de sueños"
"Perro que escribe torcido jamás su verso endereza"
"Cuando mires a un perro callejero primero piensa en la libertad"
"Perro que no has de leer déjalo correr"
"Perro que prueba libertad aunque le quemen el hocico"
"Perro y figura hasta la sepultura"
"Si no existiera el perro callejero, ¿cómo les platicaría mis sueños?
"Todos los sueños se parecen a su perro"

miércoles, agosto 17, 2005

OJALÁ QUE LA LUNA

OJALÁ QUE LA LUNA

Ojalá que la luna siga atorada allá, arriba,
en tus anhelos,
con su sonrisa de plata
y su diadema de oro;
aún cuando los enamorados tristes
la hagan descender hasta sus pechos,
y se regocijen con ella
bajo su piel y entre sus huesos.
Ojalá que su luz
se incruste en tu cabello
y te resplandezca el alma
para que, en mi ausencia,
encienda mi recuerdo.
Ojalá que tus ojos
ya no persigan formas luminosas
y que la luna sea
el mejor de tus espejos;
porque, ¿sabes?,
cuando te digo, con este dolor ciego,
que ya no voy a verte,
es porque mi corazón se quema
en el terrible y maldito
infierno de los celos,
y el sol cabe en mi puño tembloroso
en el que escondo el miedo
de que otra voz te diga, como yo,
que el amor vuelve
cuando me das un beso,
cuando tomas mi rostro entre tus suaves dedos,
o cuando nos miramos,
a la luz de la luna
que se enreda en tu pelo,
con los ojos del alma
que se hablan en silencio.
Ojalá que la luna siga atorada allá, arriba,
en tus anhelos,
para que nunca olvides
lo mucho que te quiero.

jueves, agosto 11, 2005

COMO EN LA VIDA

COMO EN LA VIDA

Como en el vaso, en la vida,
el agua se derrama;
rompe el borde, primero,
como se rompe el alma,
luego se libera
con hilos de esperanza.
Como el agua en el vaso,
en mi vida también pasa.
Porque la luna es llaga
y el amor una brasa;
porque hay una sombra fría
que se estampa en mi cara,
que me cierra los ojos
y se mete en mi cama.
Pero aún así, la verdad,
no pasa nada.
Ni un caracol dormido,
ni una brisa oxidada,
ni un perro lastimero,
ni una poesía vana.
Sólo el ruido seco
del agua derramada
que se incrusta en mi cuerpo
y en el fondo de mi alma
como una daga, como un rayo,
como un desierto enorme
en el que nada pasa.
Solo.
En la desventura infinita
de la perla llorada;
en el ruego de un bosque,
en el mar de mi casa,
en la aguja del grito
que muerde mi ventana,
hay tan solo, muy cerca,
tan cerca que me abrasan,
un sueño contenido
y una luz congelada;
hay, también,
el dolor del vencido,
la soledad del paria,
el perdón del amigo,
el llanto de una carta.
Como el vacío del vaso
por el agua derramada,
mi corazón duerme
con la puerta cerrada.

viernes, agosto 05, 2005

ESCRIBO POESÍA

¿POR QUÉ ESCRIBIMOS?

Escribimos porque nos hemos dado cuenta de que las palabras se prestan para hacer travesuras con ellas, como bien recomienda el nobel mexicano Octavio Paz:
Las Palabras
Dales la vuelta,
cógelas del rabo (chillen, putas),
agótalas,
dales azúcar en la boca a las rejegas,
ínflalas, globos, pínchalas,
sórbeles sangre y tuétanos,
sécalas,
cápalas,
písalas, gallo galante,
tuérceles el gaznate, cocinero,
desplúmalas,
destrípalas, toro,
buey, arrástralas,
hazlas, poeta,
haz que se traguen todas sus palabras.

Y, a título personal, declaro: escribo poesía desde que advertí que la nube de los sueños puede bajar aún entre las tormentas más agresivas, por medio de las palabras.
Escribo para desahogar la necesidad de expresar por medio de las metáforas lo que a conciencia y de frente no he podido decir. En cierta manera, con esto confirmo lo sustancial que es para los poetas el escribir: es expresar de manera subliminal nuestras emociones, nuestras preocupaciones y nuestra forma de ver la vida.
Conocí la poesía y me embarqué a navegar entre sus rebeldes aguas sin miedos y sin prisas. Ahora aspiro, por medio de las palabras, a hacer llover en el desierto de los corazones áridos, iluminar los caminos ciegos de los ojos tristes, entibiar las almas de los cuerpos fríos y alentar las pasiones de los sueños rotos.
Porque, finalmente, ¿cuál sería el objetivo del poeta si no es el de desempolvar los sueños, la melancolía, la fantasía, para, con sus propias alas volar para alcanzar las estrellas?
Escribo poesía desde la adolescencia, con la frescura de las motivaciones juveniles que te hacen retar y enfrentar al mundo y te vuelven atrevido, apasionado y loco. Y con esa locura, no medí las consecuencias y me dejé atrapar en la red de las palabras de otros que eclipsaron mi intelecto con sus imágenes y sus retóricas.
Conocí a Sor Juana, a Góngora y Quevedo y me deslumbraron con su barroquismo. Descubrí que dos hermosas estrellas me habían mirado desde el rostro de mi amada; que en su aliento respiraba el perfume de las rosas y que en sus labios yo probaba la fruta más fresca y más dulce.
Conocí a Neruda y también quise escribir versos tristes. Y en una noche de melancolía, me puse mi boina roja y me tiré al mar, como López Velarde, sin conocerlo, quien, con una gran desesperanza le pregunta a su hermana Fuensanta: “¿Tú conoces el mar? Dicen que es menos grande y menos hondo que el pesar”, y termina implorando: “Hermana, dame todas las lágrimas del mar.
Supe de García Lorca y me dije: préstame tu caballo, bardo, cálzame tus espuelas, acompáñame con tu guitarra, que esta oda la escribo yo. Y me enamoré de los campos españoles, de las mujeres andaluzas y del lagarto llorón que está en el lago con su lagartita.
Así, mi alma recorría los caminos solitarios con las únicas compañías, valiosas e incomparables compañías de Gabriela Mistral, Alfonsina Storni, Bécquer, Heine, Leopardi, Pedro Garfias, quien dijo: “Habla a tus semejantes,
habla aunque no te atiendan,
habla aunque no te entiendan.
Procura hablar, oír,
la palabra es de todos.
Habla.
Y si te hablan en idioma extraño,
procura hallar el tono
y si nadie te habla, procúrales los ojos”.

Ya en estas andanzas tuve la fortuna de conocer a muchos otros que, a fuerza de estar comprometidos consigo mismos, dejaron a un lado obligaciones y deberes y tomaron como única la gran responsabilidad de tejer ilusiones con hilos de dolor y, por supuesto de amor.
Entre ellos, el poeta chiapaneco Jaime Sabines quien, con sus versos cotidianos enamora a los desenamorados y vuelve lúcida la opacidad del amor doliente.

Pero, escribo no como un arte, sino como una forma de darme a los demás a través de la literatura. Y esto que les ofrezco es no sólo una parte de mí, es todo lo que de mí tengo.