COMO EN LA VIDA
Como en el vaso, en la vida,
el agua se derrama;
rompe el borde, primero,
como se rompe el alma,
luego se libera
con hilos de esperanza.
Como el agua en el vaso,
en mi vida también pasa.
Porque la luna es llaga
y el amor una brasa;
porque hay una sombra fría
que se estampa en mi cara,
que me cierra los ojos
y se mete en mi cama.
Pero aún así, la verdad,
no pasa nada.
Ni un caracol dormido,
ni una brisa oxidada,
ni un perro lastimero,
ni una poesía vana.
Sólo el ruido seco
del agua derramada
que se incrusta en mi cuerpo
y en el fondo de mi alma
como una daga, como un rayo,
como un desierto enorme
en el que nada pasa.
Solo.
En la desventura infinita
de la perla llorada;
en el ruego de un bosque,
en el mar de mi casa,
en la aguja del grito
que muerde mi ventana,
hay tan solo, muy cerca,
tan cerca que me abrasan,
un sueño contenido
y una luz congelada;
hay, también,
el dolor del vencido,
la soledad del paria,
el perdón del amigo,
el llanto de una carta.
Como el vacío del vaso
por el agua derramada,
mi corazón duerme
con la puerta cerrada.
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