sábado, julio 29, 2006


MIRO EL RELOJ
Josè I. Delgado Bahena
Miro el reloj, cuento los minutos
y me trascurro
en la quietud de la noche
hasta la madrugada.
Cada paso de las horas vibra en resonancia
con las sombras que me acechan,
y la arena del tiempo
se diluye acobardada.
Ayer te dije una palabra sola
y fue como un flechazo
que soltó mi garganta
hasta tu tierno pecho.
No sé por que la dije,
si fue porque la luna
se entrometió candorosa
y develó tu secreto,
o porque el crucifico
emitió un leve, sencillo,
reclamo del hombre escarnecido,
o simplemente porque, en tu mirada,
descubrí todos los nombres
que yo mismo pude haber tenido.
Sin embargo, hundido en una esquina de mi cama,
solo,
porque te has ido,
miro el reloj
y cuento los minutos que llueven
sobre mi lecho frío.

jueves, julio 27, 2006

LA CASA DE LA NOSTALGIA

Elegí estar solo,
sin ti,
y me fui a la cama.
¡Qué curioso!,
he escrito ya el final
de este poema que tiene una historia larga.
Alguna vez te pregunté:
¿por qué esta aventura comenzó
sin saber cómo habría de terminar
y le llamé:
(no sé por qué)
“Historia urbana”?
Y te escribí veintitrés poemas
en los que sólo de tus ojos tibios,
como un estúpido,
yo hablaba.
Después llegaron juntos,
en un enredo:
el amor, la cobardía, las dudas,
el tiempo detenido, las mentiras,
las palabras;
pero, todo junto, no sirvió de nada:
hoy cerramos el telón
en el último acto
de esta obra que fingimos
y a la que debí titular:
“La casa de la nostalgia”.
Porque una vez más probamos a ver
si podíamos recuperar
el amor y la confianza
y dijimos
que íbamos a cambiar las cosas que,
a los dos, no nos gustaban;
y todo fue un fracaso:
la lluvia no llegó
y sigue lastimando la resequedad del alma.
Por eso, antes de que yo te odie,
y que tú sigas jugando
con promesas falsas,
es mejor la despedida
cuando aún amo tu sonrisa
y me quema tu mirada.
Sin embargo, todavía,
quise escribir (como Neruda) para ti,
estos últimos versos
antes de irme,

solo, sin ti,
al refugio de mi cama.

martes, julio 18, 2006

PARA IR AL PSIQUIATRA

Karla pregunta si "habrà amor que nos salve del suicidio que el cuchillo nos provoca", y afirma que la voluntad, o sea, la decisiòn, està en uno mismo y podemos ser el mejor aliado o el mayor rival de nosotros mismos. Luego dice que "su mirada de dolor es lo que ata al ser amado y le arrastra, y no lo deja ir".
En su angustia, Karla teme que la esquizofrenia le mate pero se aferra con las uñas a ese hilo para salir del hoyo en el que se encuentra, tambièn, atada y arrastrada por otra mirada triste.
"Veo oscuro y no siento nada" expresa, y es letal. La muerte sola te lleva a la oscuridad. Y es la muerte por amor lo que te pierde y te salva.
Por eso dice: "¿Sabes?, hoy tuve que morir para poder estar contigo, vine a vivir a mi mente para que el corazòn creyera que aùn estàs a mi lado". No hay de otra: muriendo se vive "con el corazòn hecho tierra, para dejarte ir y quedarme contigo hasta la eternidad".
¡Por Dios, Karla! Por supuesto que proyectas tu juventud, pero, al mismo tiempo, una gran madurez al descifrar la locura del amor que te conduce, sin remedio, a la tumba, no del cuerpo sino de la voluntad.
Si no, ¿de què otra manera se han de interpretar sus versos que dicen: "Hay amores que se viven desde una casa; y otros, dentro de la mente de la mujer encerrada en un ataùd. Mi amor ya no es razonable"? Definitivamente, pregunto: ¿habrà algùn amor razonable? Estos versos son para leerlos y sentarse a llorar por los que no han sentido el aguijòn ponzoñoso del amor total que se entrega sin reservas y a costa de la vida misma.
Despuès de leer su poema "Desde el psiquiatra" quedas tocado, herido, con una llaga abierta y envenenada por la que respiras un tufo agrio, espeso como el aliento de las novias condenadas a "casarse vestidas de negro, que tomaràn como vino sus làgrimas y han de vivir con su amor hasta que cierren sus sentidos".
Por ùltimo, como dice Karla: se necesita estar loco para vivir muriendo en el amor que te obliga a dejarte llevar y ya no respirar tan sòlo, la pobreza del simple abrigo de una almohada.

Para mi amiga Karla A. Reyes T., poeta del grupo Transgresiòn, de Iguala, Gro., que "tan sòlo siente y escribe con su sangre encima de tu piel, para que no la olvides".

lunes, julio 10, 2006

LA POLÍTICA

Fue la moda, junto con el mundial, hablar de las elecciones en nuestro país. Y, la verdad, me siento orgulloso como mexicano el que tengamos confianza en que nuestro voto ya cuenta, ya es importante. No como antes que ya sabíamos que iba a ganar el PRI por todas las artimañas que utilizaba.
En cambio, ahora, esperamos que el sufragio sea efectivo y se respete la voluntad ciudadana. Sinceramente, yo voté por López Obrador y no me da pena decirlo, me gusta que alguien se interese por los pobres, es bueno que se reconozca que hay una gran desigualdad social en muchas partes de nuestro país, principalmente en mi estado: Guerrero, en Oaxaca, en Chiapas, y en otros estados del norte, donde se supone que la gente votó por Felipe Calderón.
Ya sé que las campañas fueron de lo peor que se había visto en México y los tres que fueron punteros se daban con todo; pero si hacemos a un lado eso, las visiones de López Obrador me gustan más, aunque parezca populista o agitador porque los ricos no ceden por la buenas y la gente humilde que yo vi en el zócalo el sábado pasado tenía fincadas sus esperanzas en el tabasqueño. Ni modo, tendremos que seguir en las mismas, a ver si aunque sea en media hora resuelve, Calderón lo de Chiapas y tantas broncas que hay en el país.
Por lo pronto yo estoy tranquilo porque sí voté, no como otros que estarán arrepentidos de no haberlo hecho al ver la ventaja tan reducida en el resultado del conteo.
Lo malo es que aún hay gente ingenua que cree que las máquinas se manejan solas y no pueden alterar los resultados.
Bueno que quede la esperanza para dentro de seis años a ver si ya participa al menos el 90% de la ciudadanía. Espero que sí. Por los que aún quieran un cambio real.
Mil disculpas a los priistas y panistas, yo estoy con los míos: los pobres.

sábado, julio 08, 2006

EL CLAVO

Ayer pensé en decirte adiós
y, con fuego en la sangre,
escribí las palabras
que un día fueron malditas
y que esperé jamás
volver a pronunciarlas.
Pero rompiste el pliego
para no leerlas
y atizaste la llama
que se apagaba
en mis lágrimas amargas.
Entonces, indagando
en tus ojos tibios
que me negaban su mirada,
vi que también te dolía
el final
que en la carta sospechabas.
Y la verdad no sé qué pasó,
si habíamos quedado
en no enojarnos más y,
mucho menos, por nada.
¿Por qué el amor de nuestros ojos
se transformó en dagas?
¿Por qué, las horas,
que debían ser buenas,
en un dos por tres
se hicieron malas?
Mas, en fin,
la tormenta pasó
(¿o quedó suspendida
esperando una llamada?),
abrimos nuestros brazos
para renacer
con nuevas esperanzas y,
nuevamente,
soy este pinche gato
que te rasguña el alma;
aún cuando sé
que el clavo se quedó
incrustado en mi garganta.

martes, julio 04, 2006

TE HABLARÉ DEL AMOR

Te hablaré del amor,
desde esta piel sudario
que envuelve mis sentidos,
desde mis ojos a tus ojos,
desde mi rencor
a tu egoísmo.
Te hablaré del amor
escupiendo la palabra cobardía
que sabe de la razón
y la idolatra;
mordiéndome la lengua
para que sangre el miedo
y cure mis heridas
con la baba pestilente
de tu olvido,
con el amor
que aún alimento
en el recuerdo vago de tu risa,
en el sabor de tu boca humedecida
y en el suave temblor
de tus caricias.
Te hablaré
con mis labios rozando tus oídos,
con mi aliento pausado y contenido,
con mi sexo incendiando tus sentidos,
con mi pecho en tu pecho derretido.