lunes, julio 10, 2006

LA POLÍTICA

Fue la moda, junto con el mundial, hablar de las elecciones en nuestro país. Y, la verdad, me siento orgulloso como mexicano el que tengamos confianza en que nuestro voto ya cuenta, ya es importante. No como antes que ya sabíamos que iba a ganar el PRI por todas las artimañas que utilizaba.
En cambio, ahora, esperamos que el sufragio sea efectivo y se respete la voluntad ciudadana. Sinceramente, yo voté por López Obrador y no me da pena decirlo, me gusta que alguien se interese por los pobres, es bueno que se reconozca que hay una gran desigualdad social en muchas partes de nuestro país, principalmente en mi estado: Guerrero, en Oaxaca, en Chiapas, y en otros estados del norte, donde se supone que la gente votó por Felipe Calderón.
Ya sé que las campañas fueron de lo peor que se había visto en México y los tres que fueron punteros se daban con todo; pero si hacemos a un lado eso, las visiones de López Obrador me gustan más, aunque parezca populista o agitador porque los ricos no ceden por la buenas y la gente humilde que yo vi en el zócalo el sábado pasado tenía fincadas sus esperanzas en el tabasqueño. Ni modo, tendremos que seguir en las mismas, a ver si aunque sea en media hora resuelve, Calderón lo de Chiapas y tantas broncas que hay en el país.
Por lo pronto yo estoy tranquilo porque sí voté, no como otros que estarán arrepentidos de no haberlo hecho al ver la ventaja tan reducida en el resultado del conteo.
Lo malo es que aún hay gente ingenua que cree que las máquinas se manejan solas y no pueden alterar los resultados.
Bueno que quede la esperanza para dentro de seis años a ver si ya participa al menos el 90% de la ciudadanía. Espero que sí. Por los que aún quieran un cambio real.
Mil disculpas a los priistas y panistas, yo estoy con los míos: los pobres.

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