RESEÑA DE ACAPULCO
“EL SUR EXISTE…A PESAR DE TODO”
José I. Delgado Bahena
A ver, ¿quién se apunta? –preguntó Luis Luna durante la sesión de uno de tantos viernes en los que, como grupo de poetas Transgresión, nos hemos reunido en el bonito restaurante de Celia y Milo, de Iguala-. Aquí está la propuesta de Mauricio (Leyva) –continuó- para participar en el XVI Encuentro de Escritores que organiza el Grupo Cultural Alebrije de Acapulco.
-¿Cuándo se llevará a cabo? –preguntó Danira, con el bolígrafo en la mano dispuesta a tomar nota con el interés a flor de piel.
Fue Fernando Antúnez quien, por ser el presidente del grupo, tenía completa la información.
-Se trata de asistir durante dos días –dijo Fernando-: viernes 12 y sábado 13 de agosto. El primer día se leerán cuentos y al siguiente poesía.
-¡Yo me apunto! –exclamé emocionado levantando mi mano con insistencia y emoción pensando en la posibilidad de asistir a un evento en el que no sólo iría a compartir; sino que también saldría nutrido al escuchar las diversas propuestas de los escritores.
Se agregaron a la lista el mismo Fernando, Luis, Maricela, Estela, Danira, Adolfo, Zel y Mauricio, por supuesto, considerando que él había traído la invitación.
Claro que yo contaba con la disposición por estar de vacaciones y ya me imaginaba en el puerto, con su calor húmedo y su brisa marina envolviéndonos el alma con el fluir de los versos y las narraciones.
Y como no hay plazo que no se cumpla llegó el día esperado. Enterados todos de las condiciones y horarios para participar en este encuentro, decidimos irnos cada quien por nuestra cuenta debido a las ocupaciones de algunos. Yo, con la previsión que me gusta tener para viajar, decidí comprar mi boleto un día antes y llegar con anticipación al lugar denominado “La Casona de Juárez”, allá, en Acapulco.
“La Casona de Juárez” es una casa antigua que ha sido conservada por las autoridades municipales para ofrecer ahí eventos culturales y se llama así por estar ubicada en la calle de Benito Juárez., muy cerca de la Costera y del zócalo.
De manera que fui el primero en registrarme como participante ante los organizadores y el primero en ser hospedado en un hotel cercano a “La Casona”. El hospedaje de todos los foráneos, debo aclararlo, fue cubierto por el Grupo Cultural Alebrije, al parecer con el apoyo del Lic. José Castañeda Dimayuga, Director de Cultura del municipio.
Con ansiedad y nerviosismo, por no saber nada sobre los participantes e invitados que estarían valorando los trabajos de todos, preparé los textos que llevaba destinados para leer en ese día de narraciones: “Ojos de perro”, “Es martes y parece viernes” y “¡Vaya susto!”.
Un poco antes de iniciar el encuentro llegaron los demás compañeros de Transgresión, no todos, la mayoría, y de inmediato nos dispusimos a difundir los folletos que contienen algunos de nuestros poemas, así como la revista Reevolución.
Eran las cinco y media de la tarde cuando se efectuó la inauguración del evento y dio comienzo la presentación de los trabajos por medio de los autores y, como es de suponer, por ser el primero que realizó su registro, yo abrí la serie de lecturas de narraciones. La verdad, no quise abusar y sólo leí los dos más cortos.
Y transcurrió la tarde y parte de la noche inmersos, todos, en atmósferas tan variadas como la diversidad de los temas que los participantes nos ofrecieron en sus textos. De manera que íbamos del amor a la soledad y de la degradación del ser humano a los ideales embarcados en los cuentos, relatos, anécdotas y sainetes.
Con el alma en un hilo, como se dice comúnmente, escuchamos relatos tiernos como el del “Perro Callejero”, Zhervando Basilio, quien le dedica a su maestra, que le enseñó las primeras letras, su texto y, estoy seguro, nos hizo recordar a todos a aquella maestra que tuvimos en nuestro primer grado de educación primaria. Pero también nos desgarró la conciencia el cuento sobre la violación de un niño, así como las arbitrariedades que se cometen con la gente humilde, campesina, que les hace cambiar las miradas a los hijos de padres asesinados. Y estos temas nos hicieron desear que fueran, realmente, sólo cuentos porque nos impregnaron de una sensación de desconfianza mezclada con rebeldía y coraje.
Al día siguiente, preparados todos con nuestros poemas, dio inicio la sesión a las cinco de la tarde con una participación de nuestra compañera del grupo Transgresión Maricela Arzate. Inició ella porque nos compartió un relato, muy triste, pero lleno de emotividad.
Enseguida, el coordinador del Taller El Alebrije, Lic. Humberto Aburto Parra, hizo la presentación del escritor jaliciense Eusebio Ruvalcaba, quien fue enviado por CONACULTA a solicitud de los organizadores para que platicara con los asistentes al Encuentro sobre “El ingrato oficio de escribir”.
Entre muchos de los conceptos que nos compartió en su conversación con el público, nos dijo: “Lo que se necesita para acercarse al acto de escribir es humildad, voluntad y entusiasmo”. Agregó: “En la vida de cada hombre está el secreto de toda la literatura”.Concluyó afirmando: “Sólo se sabe que un escritor tienen talento cuando, al leerlo, te conmueve”.
Después de la ponencia se realizó la lectura de poemas con la misma intensidad en las emociones que el día anterior con los sentimientos desbordando nostalgia, tristeza, melancolía, rebeldía, ausencia, valor y, por supuesto, el amor.
En esta ronda participamos todos los del grupo de Transgresión que asistimos al evento.
Desde afuera, el mar nos enviaba una sinfonía que nos envolvió y bañó nuestras emociones que se encontraban dispersas uniéndolas en un solo sentimiento: agradecimiento.
Agradecimiento por la apertura de este Grupo Cultural, ya que con su postura incluyente abre los micrófonos para todas las expresiones sin importar ideologías, sexo, edades e incluso nacionalidad. En esta ocasión pudimos escuchar la creatividad de Escritores guerrerenses: de Chilpancingo, Tixtla, Iguala, Atoyac, Acapulco; michoacanos, un dominicano y hasta un canadiense; niños, muchos jóvenes, otros no tan jóvenes, pero todos con el mismo entusiasmo que nos mantuvo presentes hasta las diez treinta y siete de la noche, hora en que se clausuró el encuentro y se entregaron reconocimientos.
Ah, olvidaba registrar que durante la mañana, aprovechando un poco de tiempo libre, salimos a dar una vuelta con un amigo de Fernando: Cristóbal Alfonso Hernández Mejía quien, muy amablemente, se puso a nuestra disposición y a bordo de una camioneta nos regaló un viaje por toda la Costera hasta Puerto Marqués, ilustrándonos con información que desconocíamos de nuestro, todavía maravilloso puerto mexicano.
Ya por la noche, al término del evento se escuchó la voz alegre de Luis quien propuso:
-¿Qué les parece si vamos al mirador de la Quebrada a tomar un poco de la brisa del mar?
¡Y claro!, por supuesto que aceptamos. Así: entre risas, anécdotas, reflexiones y chistes le dimos vida a las últimas horas que nos quedaron, por esta ocasión del Encuentro Estatal de escritores en Acapulco, con la esperanza de que el próximo año nuestro grupo de poetas Transgresión, vuelva a tener la oportunidad de participar, ojalá.
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