viernes, mayo 27, 2005

LOS MAESTROS EN EL ARTE

Hoy quiero comentarles que el SNTE organizó unas jornadas culturales en las que los maestros participamos en las diferentes disciplinas artísticas como son: el canto, la poesía, los bailes regionales, la pintura y la declamación.
Sinceramente, les digo que quedé sorprendido del enorme talento que muchos de mis compañeros mostraron en estas actividades. Por supuesto, yo lo hice en poesía compartiendo tres poemas aún inéditos: "Malditos horóscopos", "Hablar de ti" y "No bastan diecisiete noches para olvidarte". Pero, sin duda, lo disfruté mucho fue la gran variedad de matices en los bailes regionales que los grupos de maestros presentaron. Creo que, definitivamente, los jurados se vieron en serias dificultades para señalar ganadores. ¡Qué bueno! Con esto, se demuestra que los maestros somos capaces de desarrollar, también, otras habilidades y en muy buen nivel.
De la zona escolar a la que pertenezco, en el Estado de México, sólo nos registramos dos: el compañero Arturo Farfán Mercado y yo.
Él participó en canto y nos ofreció la famosa canción de "Mujeres divinas" y, la verdad, lo hizo muy bien. Bueno, no es raro ya que no hay evento en el que no se presente y ¡gratis! Dice que lo hace para tener más práctica y que hasta pagaría porque lo dejeran cantar. Esto, desde luego, es amor al arte.
Ahora, como lo prometido es deuda, les ofrezco la segunda de las tres partes del poema "Eran las trece de la tarde", ojalá que les guste. Me comprometo en publicar, mañana, la tercera parte.
II
Han pasado dos días desde tu partida.
Ayer, por no dejar, llamé a tu casa,
mientras un viento frío azotaba mi cara
y la peor de las angustias
en mi alma se instalaba.
Pregunté por ti
y me dijeron (¡mala suerte!)
que de viaje te encontrabas.
Pedí que te dijeran
que el viento era un suspiro
cargado de nostalgias,
que el mar, sin tu presencia,
era un pobre viejo contenedor de lágrimas,
y que la soledad
ha vuelto a ser la gran amiga
que siempre me acompaña.
Cuando llamé sabía que sólo eras tú
lo que yo necesitaba;
mas, con resignación,
cerré la puerta que entreabrí
y por la que entró
un rayo de esperanza.
Es lunes y comienzo
a vivir, sin ti,
esta larga semana.
El ritmo de la vida
se detuvo en mi casa,
los suspiros de mi pecho
escurren por mi ventana,
en el ambiente vibra triste
el matiz de una tonada:
la canción de Marco Antonio,
(“Si no te hubieras ido ”)
y yo, en mi cama,
con la mirada perdida,
la esperanza sepultada.
Son las diecinueve doce
y el reloj llora conmigo
horas de lágrimas.
Espero que no me dejen solo y que me sigan visitando.

No hay comentarios.: