POEMAS, CUENTOS, COMENTARIOS, SUEÑOS...
martes, junio 27, 2006
EPISTOLARIO V
SOMBRAS EN LA CARA
El silencio que me cubre solitario, en el frío de madrugada, me hace extrañar tu cuerpo que, con amor, en mi cuarto me entregabas. Y he contado los minutos que se pierden en la nada, como el mar, como la arena o la brisa de la playa. Hace tiempo mis dos brazos eran leños que tu calor incendiaba, y tus ojos eran chispas que a las estrellas opacaban; hoy la luna se proyecta temerosa en mi ventana y, para no verme triste, se ha ocultado en la espesura de esta fría madrugada, porque no tengo tu cuerpo, ni tus ojos, sólo sombras en la cara.
lunes, junio 26, 2006
domingo, junio 25, 2006
NO ES QUE LA LLUVIA
No es que la lluvia no refresque,
ni que el corazón duerma
en un desierto;
no es la sed del moribundo
ni la esperanza
que escurre entre los dedos.
No es la letra
que se escribe entre sollozos
ni la canción que gime el viento;
no es el frío de mis pies
desnudos, en la nieve,
ni la verdad
sumergida
en el silencio.
No,
es mi sangre
encendida y palpitante:
chispa de luz,
brújula perdida
en el mar oscuro
de tu cuerpo.
No es que la lluvia no refresque,
ni que el corazón duerma
en un desierto;
no es la sed del moribundo
ni la esperanza
que escurre entre los dedos.
No es la letra
que se escribe entre sollozos
ni la canción que gime el viento;
no es el frío de mis pies
desnudos, en la nieve,
ni la verdad
sumergida
en el silencio.
No,
es mi sangre
encendida y palpitante:
chispa de luz,
brújula perdida
en el mar oscuro
de tu cuerpo.
lunes, junio 19, 2006
SOBRE EL SABER
José I. Delgado Bahena
“La verdadera sabiduría no está en la mente, sino en el corazón.
Ama todo lo que aprendas y será de beneficio para la humanidad.”
“El conocimiento ha de servir para complacer al espíritu;
en consecuencia, han de valer más los bienes morales que los materiales.”
“El gozo de servir, por lo que sabes,
ha de satisfacer las necesidades de tu alma.”
“He de subir a la cima para bajar una estrella
y la colocaré en mi corazón para iluminar mi entendimiento.”
“La escuela me ha servido para saber hacer pero,
sobre todo, para poder ser.”
“Creo en los conocimientos de mis maestros;
pero, más que en su mente, creo en su corazón.”
domingo, junio 18, 2006
EPISTOLARIO IV
CUARTA JORNADA
18 de junio
Después de hablar y de tratar de explicar todo lo que no tiene otra explicación más que el desamor; después de explorar en la mirada, en el roce de los cuerpos, en el movimiento de las manos, en los gestos, en las palabras: todo se reduce al miedo, a la cobardía para decir lo que en la garganta quema y en el fondo del alma raspa.
Esto es más de lo que quiero escribirte, sin embargo. Ayer pensé en ti y recordé los días y las noches en las que nos comunicábamos ardiendo en el fuego de los sexos, con nuestros corazones enredados en el valor para enfrentar al mundo.
Y sin embargo, digo, nada ha quedado de lo que creíamos para siempre. ¿De quién fue la culpa? Es la pregunta que me hago cada noche rodeado del silencio de tu ausencia. Y la mejor respuesta no me la dan ni el recuerdo de tus besos, ni tus abrazos, ni tus promesas falsas; la mejor respuesta, ahora, la entiendo en tus silencios.
18 de junio
Después de hablar y de tratar de explicar todo lo que no tiene otra explicación más que el desamor; después de explorar en la mirada, en el roce de los cuerpos, en el movimiento de las manos, en los gestos, en las palabras: todo se reduce al miedo, a la cobardía para decir lo que en la garganta quema y en el fondo del alma raspa.
Esto es más de lo que quiero escribirte, sin embargo. Ayer pensé en ti y recordé los días y las noches en las que nos comunicábamos ardiendo en el fuego de los sexos, con nuestros corazones enredados en el valor para enfrentar al mundo.
Y sin embargo, digo, nada ha quedado de lo que creíamos para siempre. ¿De quién fue la culpa? Es la pregunta que me hago cada noche rodeado del silencio de tu ausencia. Y la mejor respuesta no me la dan ni el recuerdo de tus besos, ni tus abrazos, ni tus promesas falsas; la mejor respuesta, ahora, la entiendo en tus silencios.
martes, junio 13, 2006
EPISTOLARIO III
TERCERA JORNADA
13 de junio
Hoy me siento agradecido por todo lo que contigo he vivido. Y sé que es tonto, que debía aborrecerte por lo poquito que me quieres a cambio de lo mucho que te he amado. Pero te agradezco. Nunca me engañaste. Siempre supe que nuestra historia no tendría un final feliz, aunque muchas veces tratamos de ganarle la jugada al destino y nos creímos el sapo y la rana del cuento de hadas.
Ya ves: hoy me dices que me amas y que quieres estar por siempre a mi lado, sembrando sueños en la resequedad de nuestras nostalgias viejas.
Hace mucho te lo pedí, ¿recuerdas?, y tú, con una sonrisa, me dijiste: "imposible". Entonces mi corazón se volvió azul violeta y se durmió en su cueva, invernando como un oso.
Sin remedio: el día que creímos lejano nos ha alcanzado y la luna taciturna guía nuestros pasos que nos separan y nos conducen por diferentes caminos; porque un día quise ser tu vida y no quisiste, y ahora que tú quieres, yo no quiero.
Adiós, cuídate.
Por lo poco que un día me quisiste, te agradezco.
miércoles, junio 07, 2006
EPISTOLARIO II
SEGUNDA JORNADA
7 de junio
Es tonto, lo sé, escribirte en este lugar que todos leen menos tú. Quizá por eso lo hago, porque no me atrevo a decirte con palabras, de frente, lo que te he dicho en silencio con mis ojos. Y seré un maldito cobarde por siempre que se arrancará la piel tira tras tira, desde la frente hasta la punta de los dedos, antes de decirte que te vayas. Ayer quise hacerlo pero terminé vencido entre tus brazos, remando con mis dudas en las olas de tu cuerpo, bebièndome tu aroma, tus ansias desbordadas y la frescura de tus besos.
Y es lo que pasa permanentemente: te digo no, con mi voz temblando, y tú dices sí y sabes que ya me estás dominando.
Y aún me pregunto si te quiero a pesar de tus pasos ciegos, de tus palabras hirientes, de tus miradas llenas de desprecio. Digo que no y estoy muriendo, le grito al viento que sí y es el remedio.
Por fortuna me quedan mis huesos y mis dedos, la cama de mi abuela en las que a veces duermo y el sombrero de charro del tío José que rescaté temblando de su cajón de muerto. No es mucho lo que tengo pero es bastante. Ojalá un día me devuelvas las orillas de luz de mi luna de plata, la hormiga silenciosa, el péndulo dormido, el mar, los cascabeles, la lluvia y mi corazón que te llevaste en esa madrugada de los azules de oro que adornaron mi cama.
Por lo demás, es lo de menos. ¿Qué puede hacer el hombre que vive una vida prestada? Sólo una cosa: ser honesto y entregarla.
Cuídate mucho, toma tu medicina y no olvides que sin ti soy un ave que no vuela y que no canta.
7 de junio
Es tonto, lo sé, escribirte en este lugar que todos leen menos tú. Quizá por eso lo hago, porque no me atrevo a decirte con palabras, de frente, lo que te he dicho en silencio con mis ojos. Y seré un maldito cobarde por siempre que se arrancará la piel tira tras tira, desde la frente hasta la punta de los dedos, antes de decirte que te vayas. Ayer quise hacerlo pero terminé vencido entre tus brazos, remando con mis dudas en las olas de tu cuerpo, bebièndome tu aroma, tus ansias desbordadas y la frescura de tus besos.
Y es lo que pasa permanentemente: te digo no, con mi voz temblando, y tú dices sí y sabes que ya me estás dominando.
Y aún me pregunto si te quiero a pesar de tus pasos ciegos, de tus palabras hirientes, de tus miradas llenas de desprecio. Digo que no y estoy muriendo, le grito al viento que sí y es el remedio.
Por fortuna me quedan mis huesos y mis dedos, la cama de mi abuela en las que a veces duermo y el sombrero de charro del tío José que rescaté temblando de su cajón de muerto. No es mucho lo que tengo pero es bastante. Ojalá un día me devuelvas las orillas de luz de mi luna de plata, la hormiga silenciosa, el péndulo dormido, el mar, los cascabeles, la lluvia y mi corazón que te llevaste en esa madrugada de los azules de oro que adornaron mi cama.
Por lo demás, es lo de menos. ¿Qué puede hacer el hombre que vive una vida prestada? Sólo una cosa: ser honesto y entregarla.
Cuídate mucho, toma tu medicina y no olvides que sin ti soy un ave que no vuela y que no canta.
lunes, junio 05, 2006
CANCIÓN PARA UNA LINDA NIÑA
Hermosos ojos que me enamoran
y me confunden en la razón:
lluvia de estrellas cuando me miran
mi alma suspira
y late loco mi corazón.
Linda figura, esbelta y fina
que me despierta tierna pasión,
si ella me toca levanto el vuelo
hasta los cielos de la ilusión.
Cuando la sueño, despierto y lloro
porque está lejos de mi dolor,
en la penumbra veo su rostro
y entre suss labios trae una flor;
pero la luna filtra sus rayos
por la ventana, en mi habitación,
su rostro, entonces, desaparece
¡si un día pudiera besarla yo!
Ella es valiente, dulce y alegre
y un pajarillo tiembla en su voz,
si yo consigo que ella me quiera
haré un poema con nuestro amor.
CON AFECTO PARA ZELTZIN, A PETICIÓN DE MI AMIGO EMMANUEL QUIEN DICE QUE YA SE SABE LOS POEMAS DE MI LIBRO "MALDITAS PALABRAS" Y COMO AGRADECIMIENTO LE CORRESPONDO CON ESTE POEMA PARA ZEL, OJALÁ SURTA EFECTO, MANOLÍN. UN ABRAZO.
y me confunden en la razón:
lluvia de estrellas cuando me miran
mi alma suspira
y late loco mi corazón.
Linda figura, esbelta y fina
que me despierta tierna pasión,
si ella me toca levanto el vuelo
hasta los cielos de la ilusión.
Cuando la sueño, despierto y lloro
porque está lejos de mi dolor,
en la penumbra veo su rostro
y entre suss labios trae una flor;
pero la luna filtra sus rayos
por la ventana, en mi habitación,
su rostro, entonces, desaparece
¡si un día pudiera besarla yo!
Ella es valiente, dulce y alegre
y un pajarillo tiembla en su voz,
si yo consigo que ella me quiera
haré un poema con nuestro amor.
CON AFECTO PARA ZELTZIN, A PETICIÓN DE MI AMIGO EMMANUEL QUIEN DICE QUE YA SE SABE LOS POEMAS DE MI LIBRO "MALDITAS PALABRAS" Y COMO AGRADECIMIENTO LE CORRESPONDO CON ESTE POEMA PARA ZEL, OJALÁ SURTA EFECTO, MANOLÍN. UN ABRAZO.
viernes, junio 02, 2006
EPISTOLARIO
PRIMERA JORNADA
2 de junio
Ya lo ves: a pesar de todo, te escribo. Hay un nube de mosquitos amarillos rondando sobre tu recuerdo que no termina por dejarme.
Un día te dije que el día que me dejaras mi vida terminaría; pero el bueno de Dios dejó un ratito su pleito con las estrellas y me envió una gota de rocío de su cabello para fortalecerme en mi soledad nocturna.
Hoy pensé en ti desde el amanecer y las palabras, como moscas, se me insinuaron golosas. Entonces, destapé el frasco de mis nostalgias y una a una las he derramado en este pedregal de corazones ciegos.
Por eso escribo sangre en lugar de lluvia y estoy en el desierto de mi vida sin luna. Un escorpión venenoso ha mordido mi cerebro y te pienso con llagas en la lengua y ceniza en los ojos.
Eso es todo.
Maldigo tu recuerdo rodeado de mosquitos y maldigo la noche que me enturbia el descanso.
Voy a sembrar este día en la tierra del olvido para que no me duela pensar que aún te quiero.
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