SECTOR 7
Los padres buena onda.
José I. Delgado Bahena
Como están las cosas, con tanta inseguridad en las
calles, y con la insolencia con la que algunos jóvenes se dirigen a sus padres
cuando éstos les niegan alguna autorización para salir a pasear a altas horas
de la noche, pareciera que la misión de ser padres se está olvidando en la
sociedad y ha surgido una nueva generación de padres “buena onda” que son
“amigos” de sus hijos, se llevan bien, conviven y hasta fuman y toman juntos.
Estos padres todo les consienten a los hijos por temor a
que éstos se encaprichen, les dejen de hablar o les hagan escenas de violencia.
Los padres “buena onda” son permisivos y, cuando quieren
poner orden, los hijos aprenden a desobedecer y esperan a que los padres se
duerman para escaparse de casa e irse al antro o a la fiesta.
Un hijo que ha sido educado en los valores, obedece las
decisiones de sus padres porque sabe que son por su bien y porque no tiene
duda: sabe que sus padres están en su papel con responsabilidad y, sobre todo,
lo aman.
Hace poco encontré un texto donde se clarifica sobre la
función de los padres “amigos” y el mal que les hacen a los hijos dejando su
responsabilidad en otras manos.
El texto en cuestión decía más o menos así:
“Responsabilidad, Honor,
Vergüenza, Respeto, Principios Elementales.
Bueno,
pero... ¿Qué nos pasa? ¿Qué es lo que nos hace suponer que alguien más tiene la
responsabilidad de cuidar de nuestros hijos, si nosotros que, se supone, somos
los que más los amamos, no queremos tomar esa obligación?
Mucho
se discute porque si en los bares les venden alcohol a menores; que si los
agentes de tránsito reciben sobornos, que si no cierran estos lugares a la hora
señalada, que los jóvenes salen de estos lugares "totalmente
borrachos". ¿Pero en dónde están los padres de este menor que tomó más de
la cuenta? ¿Quién lo recibe en su casa a esas horas y en ese estado? ¿Quién le
dio el dinero para entrar en el bar, para el alcohol y para el soborno? ¿Dónde
están los padres que le dieron el carro a un menor que no es capaz de hacerse
responsable y maneja aunque esté tomado?
¿Y qué están pensando los padres de la jovencita de 16 ó
17 años, que va a conseguir raid de regreso con la mamá de fulanita, sin querer
enterarse de que esa mamá ni siquiera está en la ciudad?
¿Por
qué les damos permiso a nuestras hijas de irse a dormir después de la disco a
casa de una amiga y les cargamos la responsabilidad de llevarlas a los novios
de 19 ó 20 años, quién sabe a qué hora y no sabemos ni cómo, pues puede ser que
tome de más? ¿Por qué queremos creer que son maduros y responsables si nosotros
mismos no lo estamos siendo? Nos volvemos ciegos a los peligros por comodidad y
nos hacemos los "buena onda". "Es que yo sí le tengo confianza a
mi hija".
Lo que tenemos es miedo y flojera, no queremos actuar
como padres.
Nuestros
hijos no necesitan que seamos sus amigos... Ellos ya tienen un montón de
amigos, de su edad.
Nuestros
hijos necesitan padres valientes y responsables que fundamenten principios básicos,
que pongan reglas y luego estén ahí para ver que se cumplan.
Yo
creo que sí debería de haber un horario, "pero el que los padres pongan en
su casa", independientemente de la hora que cierren los antros.
¿De qué tenemos miedo, papás? ¿Por qué no podemos poner
reglas? ¿Por qué no podemos exigir que se cumplan? ¿Por qué abandonamos a
nuestros hijos en busca de nuestras propias comodidades?
Si los jóvenes no necesitaran guía, si no necesitaran
límites, ni autoridad a quién respetar...no existiríamos los padres.
Nunca, nadie podrá hacer que nuestros hijos regresen a
casa a tiempo y a salvo, si nosotros no podemos hacerlo. No existe ley, ni
horario, ni funcionario capaz de hacer por nuestros hijos, lo que nosotros no
queremos hacer.
ACTUAR
COMO PADRES es muy difícil y, claro, oír de ellos "es que todos te tienen
miedo, papá", ¡pues no importa!
No estamos en campaña de elecciones para ser el papá más
popular del año, pues ya cada quién tiene el padre que le tocó y sería estúpido
poner en peligro la seguridad de nuestros hijos por quedar bien y caerles bien
a sus amigos.
No
estaría mal ganarnos el respeto de nuestros hijos, tomando las riendas de su
vida, haciéndonos responsables de su hora de llegada, de lo que toman, de sus
calificaciones, haciéndoles saber lo que esperamos de ellos, y creando los
medios para ayudarles en su lucha para conseguirlo.
Los jóvenes y niños, lo único que necesitan, es que ¡ACTUEMOS
COMO PADRES!”
Esto lo traje al comentario por una situación que se vive
en la actualidad:
Es el debate sobre la legalización de las drogas. Los
fundamentos son muchos y muy dignos de tomarse en cuenta. Hay quienes apoyan
esta iniciativa y quienes, por supuesto, la rechazan argumentando que sería
como poner en charola de plata las posibilidades de caer en las adicciones a
los jóvenes.
Yo pienso que en gran parte, las decisiones que ellos
toman dependen de los valores que se les inculca en las familias. Conozco a
jóvenes que están en fiestas donde el alcohol corre a ríos y ellos sólo toman
refresco “porque mis padres me enseñaron que es perjudicial”, dicen.
Las sustancias adictivas se encuentran en cada esquina y
se pueden adquirir con facilidad. No depende de que sean legales o no, depende
de las convicciones del individuo para no perjudicar su organismo, y eso se
siembra en el hogar.