sábado, abril 09, 2011

SECTOR 7

El quehacer cultural.



José I. Delgado Bahena


Una de las mayores preocupaciones de los gobernantes debería ser, sin lugar a dudas, el propiciar espacios para que la sociedad encuentre formas de expresión que respondan a sus intereses y a sus necesidades de desarrollo y que impacten directamente en la cultura de los pueblos.
Digo lo anterior por lo que he podido observar en algunos lugares de nuestro país donde me han invitado a presentar mi obra, tanto poética como narrativa, en los que he encontrado una gran efervescencia cultural que mantiene a la población a la expectativa de las actividades que en diversos lugares se ofrecen y los amantes de la cultura hasta se encuentran en un dilema por no saber qué elegir.
Tal es el caso de mi más reciente visita a la ciudad colonial de Santiago de Querétaro, capital de este estado del centro de nuestro país, donde me presenté con recitales poéticos y lectura de mis cuentos. Para empezar, me ofrecieron un espacio, de una hora, para una entrevista en la televisión local, en la que pude leer un par de poemas, acompañado de mi amigo, el trovador igualteco, Daniel Delgado; platicamos ampliamente con la periodista Gabriela del Río y leí dos de mis cuentos del libro Ojos de perro y dos historias urbanas del Manual para perversos. Este es un primer ejemplo de cómo el tiempo y el espacio para la cultura no se limita ni se le imponen condiciones, como debiera ser en todos los medios de comunicación.
Otra de las señales que denotan la preocupación de las dependencias oficiales en este renglón, es el gran número de carteles que anuncian presentaciones de libros, recitales musicales, obras de teatro, exposiciones pictóricas, entre otras muchas opciones que se les presentan a los visitantes y a los habitantes locales, y la mayoría de ellas con acceso libre, es decir, sin pago alguno.
De manera que, al analizar la oferta cultural, tan escasa, que se ofrece en nuestro municipio, creo que es necesario que unamos esfuerzos todos los interesados en la cultura de Iguala, para que, con apoyo oficial o sin él, hagamos de nuestra ciudad un lugar que sea centro de interés para las comunidades de esta región norte.
Son valiosos los esfuerzos que la revista Reevolución y el patronato Amigos del museo hacen al organizar algunas presentaciones de libros y exposiciones artísticas, pero no es suficiente y menos si se hacen sólo esporádicamente.
¿En dónde vemos una cartelera que promueva la regiduría de Educación o, directamente, la autoridad municipal que, como vemos, se preocupa sólo por tratar de demostrar que los recursos son bien administrados y responde más a intereses políticos que a las necesidades de la ciudadanía?
¿Hasta cuándo se darán cuenta de que los chavos requieren lugares como El Taller o el Centro Cultural Tiempo y Espacio, que ofrecen cursos de fotografía, danza, pintura y teatro? Estos centros de iniciación artística imparten estas disciplinas con responsabilidad y profesionalismo, pero son esfuerzos particulares para quienes pueden pagan a los instructores que ahí aportan sus conocimientos.
Recuerdo perfectamente que cuando andaba en campaña el Dr. Tovar se acercó al Consejo Ciudadano de Cultura, de cual yo formaba parte, para escuchar las propuestas que en torno a este tema se ofrecieran para su gobierno y prometió que, durante su gestión, si lograra ganar, Iguala tendría un teatro y hasta solicitó un proyecto, que emanara del mismo Consejo, para construir el inmueble y darle vida a esta forma de manifestación artística. Estoy seguro de que tal proyecto fue entregado en su oportunidad pero, a menos que yo no esté enterado, no se vislumbra ningún avance al respecto.
Así están las cosas en muchos municipios de nuestro estado y, más precisamente, en el nuestro. Los festivales culturales, las ferias de libros, las exposiciones y otras actividades artísticas se realizan sólo en algunas temporadas del año y muchas de ellas por algunas personas que por iniciativa propia las llevan a cabo y no se advierte un programa permanente de parte del ayuntamiento.
Tal vez se olvidan de que Iguala es considerada como una ciudad histórica y es visitada por muchas personas que se admiran por la belleza de la bandera nacional y de la majestuosidad del asta, pero hasta ahí termina su asombro.
En fin, ojalá se unan más voces para trabajar a favor de la cultura en nuestra ciudad tamarindera, a pesar del poco interés de las autoridades municipales por invertir en este aspecto tan importante para la sociedad.


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