sábado, marzo 26, 2011

SECTOR 7

La función del hogar.



José I. Delgado Bahena


Les comento que, ahora que he estado presentando mi más reciente libro: “Manual para perversos”, en algunas instituciones educativas de nuestra ciudad, y en los foros de los municipios donde me han invitado, me he encontrado con comentarios y preguntas sobre los temas que abordo en las historias del libro.
Una de las más recurrentes es: ¿Por qué ocurre todo eso?
La primera respuesta que viene a mi mente, sin ser alguien especializado en sociología o en psicología y con base en mi formación como maestro y mi visualización del entorno, se encamina hacia la función del hogar.
Además de que, según mi punto de vista, la escuela está dejando de cumplir su función formadora y, por supuesto, en el hogar hemos dejado de enfrentar nuestra responsabilidad como padres.
Por eso, desconfío de la expresión tan usada en estos tiempos: “Para nuestros hijos, más que padres, somos sus amigos.”
Lo digo porque a mis padres les tengo un gran respeto y mucha confianza, pero no los considero mis amigos; porque un amigo no me limita la hora para llegar a mi casa ni se preocupa por mi alimentación y mis tareas. Un amigo me visita cuando estoy enfermo, pero no se queda más de dos horas a acompañarte y mucho menos vela tu sueño toda la noche. Un amigo te pregunta cómo te fue y rara vez se queda a esperar la respuesta; en cambio, tus padres no preguntan, porque lo saben: están contigo en las buenas y en las malas.
Sin lugar a dudas: si una muchachita de trece años anda en la calle a las dos de la mañana, no es responsabilidad de sus amigos ni de sus maestros, sino de sus padres. De la misma manera, si un chavo se emborracha y consume estupefacientes, no creo que sus padres-amigos lo induzcan; al contrario, los padres orientan, llaman la atención y castigan, los amigos no. Y los hijos que no entienden esta responsabilidad de los padres, terminan en los centros de ayuda para rehabilitarse (y qué bueno que así sea), en la cárcel o en el panteón.
Desafortunadamente, no hay escuelas para padres y aquí se cumple a la perfección el dicho de: “echando a perder se aprende”. Lo lamentable es que no se echa a perder un hijo sino a toda una generación.
Así que ante esa interrogante sobre el Manual, sin dudarlo, la respuesta está muy clara en los párrafos anteriores.
A propósito, supe que en alguna de las escuelas en las que ya estuve, una madre de familia se inconformó por el “tipo de lecturas” que se ponen en las manos de los muchachos. Me comentaron que la mejor explicación se la dio el director al decirle que los temas que se tratan no son nada, comparados con lo que vivimos en la realidad.
Efectivamente, debo agregar, para satisfacción de quienes compartan la misma inquietud de esa persona, que un libro no propicia la vida; en cambio, la vida misma da para millones de libros.
La prostitución, la corrupción, la delincuencia, las adicciones, los celos, la envidia, la traición, el abuso sexual y las amistades peligrosas que regala la red de internet, son sólo una sombra de la noche que está cayendo en nuestras sociedades de este siglo XXI.
Aprovecho para pedirles que nos acompañen en la transmisión de mi programa de TV por internet: “El Manual para Perversos” en el que tendré invitados para hablar de los textos del Manual que leamos en ese día, además llevaremos a psicólogos o sociólogos para que nos ofrezcan alternativas de apoyo para casos como los de mi libro. Pueden consultar la programación en este diario y sintonizarnos a través de Yohuala TV, abriendo el link: www.xhdbt.com
Si alguien de nuestros lectores quisiera estar en el programa y participar como invitado, por favor escríbanme o llamen a mi cel: 733 584 14 28


Escríbeme:
jose_delgado9@hotamil.com

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