martes, diciembre 28, 2010

EL SILENCIO DE LOS INOCENTES

No sé por qué se me ocurrió este título para el texto que quiero escribir. Es el nombre de una película que forma parte de una trilogía muy famosa. Muchos las habrán visto ya y, honestamente, no puedo decirles bien de qué trata cada una.
En fin... ocurre que, a decir verdad, en este día 28 de diciembre, que es el día de los Inocentes, es mi cumple. Por los que no lo saben aún: mi nombre como escritor es José I. Delgado Bahena, y la I. significa eso: Inocente.
Sinceramente, nunca me gustó mi nombre. Casi maldigo a la secretaria del Registro Civil de los años en que me registraron, porque mis padres le dijeron que querían que me llamara JOSÉ INOCENTE  y ella, por hueva, supongo, sólo escribió J. INOCENTE.
Amén de los problemas que me causó este desbarajuste con mi nombre, jamá me he identifiacado con él. "Inocente" (ja) No lo he aceptado y en venganza mis libros los he firmado como José I. Delgado Bahena.
Tengo tantas anécdotas por mi nombre que me ayudaron a sobrellevarlo a través del rudo camino que he transitado, que escribiría un libro con ellas; pero, para no abusar, les comparto dos:
A)Como todos saben, fui maestro de educación primaria y secundaria. Casi al final de mi carrera como maestro, me cambié de centro de trabajo, y el director de mi nueva escuela me presentó ante los niños con mi nombre "oficial": J. INOCENTE DELGADO BAHENA. Ya en el trabajo cotidiano, al buscar el nombre de los niños para entregarles sus cuadernos que había calificado, encontré que uno de ellos había escrito, en una tarjeta, de las que pegan en las portadas de los libros, mi nombre de la siguiente manera: NOMBRE DEL MAESTRO: jota inocente. (jajajajaja, aún me causa risa).
B) Ésta es más seria pero, igual, se las comparto. Bueno, trabajé en una escuela particular en la capital del país. Cuando llegué, la directora me preguntó qué significaba la "J" y yo (sin haberlo pensado antes) le dije que ¡JAVIER! Como me veía muy serio, me creyó y así me presentó ante los compañeros y los niños. De manera que durante los dos años que trabajé ahí, siempre fui el maestro JAVIER. Uf, y yo tan a gusto. ¡Qué años tan padres!
Por otro lado, en realidad, no he sido tan "inocente" y siempre digo que me he quitado ese nombre para no seguir disimulando y defraudando a los demás, aparentando lo que no soy (y nunca fui).
Tal vez ya los cansé, mejor les comparto un poema para desahogar emociones, las de este día.

Esperaba tu llamada
y me levanté animoso.
Es mi cumple, sabes...
Creo que te has olvidado de mí
y lo entiendo.
Siempre es así.
He dejado la puerta abierta
para que salieran los rencores
pero entraron las nostalgias
y las falsas esperanzas.
Mientras escribo esto pienso en ti
y te veo detrás mío,
¡como tantas veces!,
vigilando mis palabras,
pero también abrazándome
y, de vez en cuando,
hurtando mis labios para dejarme
uno de tus dulces besos.
La verdad, en esta mañana quiero estar solo,
contigo, con tu foto y tus recuerdos.
Soy necio, ingenuo e inocente necio
que aún suspira por ti,
por tus "te quiero",
por tu melancolía extrema
que embarraste en mi cuerpo;
y sueño...
Sueño que regresas a quedarte por siempre
y me entregas la vida mía que te llevaste
entre tus dedos.
Es un sueño.
Afortunadamente, hay gente que me quiere
y sé que vendrán a verme,
otros enviarán mensajes,
me darán abrazos
y me dejarán una luna pálida,
¡sin remedio!
Un momento...
el celular me avisa que un mensaje ha llegado.
Me ilusiono y pienso que eres tú.
Salgo del estudio y voy a mi recámara,
vuelvo triste, por ti,
pero alegre también y mi corazón estalla.
Hay alguien que no falla, siempre está ahí.
se trata de mi hija,
y su mensaje me salva.
Estoy feliz.

1 comentario:

Yel- Itza dijo...

Inocente José, José Inocente, cómo sea el punto es que eres así tú je, te mando un Abrazote se te quiere y estima, muchos años de Inocencias jejejejeje.