miércoles, noviembre 10, 2010

MANUAL PARA PERVERSOS

La peor mamá
José I. Delgado Bahena
Hace algunos años, conocí un texto que decía: “Yo tuve la mamá más mala de todo el mundo. Mientras que otros niños no tenían que desayunar, yo tenía que comer cereal, huevos y pan tostado. Cuando los demás tomaban refrescos gaseosos y dulces para el almuerzo, yo tenía que comer emparedado. Mi madre siempre insistía en saber donde estábamos. Parecía que estábamos encarcelados. Tenía que saber quiénes eran nuestros amigos. Insistía en que si decíamos que íbamos a tardar una hora, solamente nos tardaríamos una hora. Me da vergüenza admitirlo, pero hasta tuvo el descaro de romper la ley contra el trabajo de los niños menores. Hizo que laváramos trastes, tendiéramos camas, aprendiéramos a cocinar y muchas cosas igualmente crueles.
Creo que se quedaba despierta en la noche pensando en las cosas que podría obligarnos a hacer. Siempre insistía en que dijéramos la verdad y sólo la verdad. Para cuando llegamos a la adolescencia ya fue más sabia, y nuestras vidas se hicieron aún más miserables, se volvió posesiva. Nadie podía tocar el claxon para que saliéramos corriendo. Nos avergonzaba hasta el extremo, obligando a nuestros amigos a llegar a la puerta para preguntar por nosotros.
Mi madre fue un completo fracaso. Ninguno de nosotros ha sido arrestado. Cada uno de mis hermanos ha servido a su patria, y ¿A QUIÉN DEBEMOS CULPAR DE NUESTRO TERRIBLE FUTURO? Tienen razón: a nuestra madre.
Vean de todo lo que nos hemos perdido.
Nunca hemos podido participar en una demostración de actos violentos y miles de cosas más que hicieron nuestros amigos. Ello nos hizo convertirnos en adultos educados y honestos. Usando esto como ejemplo, estoy tratando de educar a mis hijos de la misma manera.
Verán: doy gracias a Dios por haberme dado LA MAMÁ MÁS MALA DEL MUNDO”.
Después de leerlo, reflexioné en el pobre tipo que lo escribió. Efectivamente, él tuvo la mamá más mala del mundo. Sin embargo, después de tantos años, con la experiencia que he adquirido y los triunfos y fracasos que he vivido, puedo afirmar que mis hermanos y yo hemos tenido LA PEOR MAMÁ DEL MUNDO.
Mi madre ha sido todo eso: desconfiada, carcelera, autoritaria, vigilante, gruñona… pero, aún más: ha sido chantajista; cuando pretendíamos alejarnos de su dominio, nos ataba con la ternura de sus brazos y el calor de su regazo. Además, nos obligó a creer en un Dios que no terminamos de conocer y a amarlo y respetarlo aún en su misterio y en su multiplicada identidad; también nos presionó, junto con mi padre, para que acudiéramos a la escuela, en momentos en que la mayor gloria para un niño era andar en el vacío de los días, matando lagartijas con las resorteras; eso era lo que hacían mis amigos y nosotros nos moríamos de la envidia cuando de la oreja nos dejaba en la puerta del salón del maestro Leovano.
Y, por si fuera poco, mi madre se ufanaba de haber puesto de moda la anorexia, ya que, tratando de conservar en buena forma su figura, nos hacía comer todo lo que preparaba: chile con huevo, frijoles de la olla o “payanados”, chile de guajes y, si había carne, nos la daba toda y ella ni la probaba. Incluso, para quemar calorías apoyaba a mi padre en las labores del campo y tenía siempre nuestra humilde vivienda en las mejores condiciones de limpieza y armonía.
En fin, así era nuestra madre, y lo sigue siendo, ahora con los nietos: sobreprotectora, sacrificada, expuesta, impositiva y altanera, porque presume de haber formado una familia unida en el respeto, la tolerancia, la bondad, la amistad, la compasión, la fe, el apoyo mutuo, la humildad y, sobre todo, el amor.
Así que no me venga con cuentos el amigo que dice haber tenido la mamá más mala del mundo, porque, sin lugar a dudas, yo tengo la bendición de LA PEOR MAMÁ DEL MUNDO.
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Este Manual está dedicado a mi madre: Bricia Bahena Piedra, quien el próximo sábado 13 de este mes, cumplirá años. ¡Felicidades!
Escríbeme: jose_delgado9@hotmail.com

1 comentario:

Míkel F. Deltoya dijo...

Enhorabuena a tu madre, y es un texto muy motivante