martes, diciembre 04, 2007

ELLA SE PREOCUPA




Ella se preocupa por mí
más de la cuenta
(y fuma también más de la cuenta),
¡pobre!,
no sabe que para un poeta como yo
ni la enfermedad
ni la muerte
tienen importancia.

Yo la oigo y me habla
de razones que no entiendo;
enciende sus ojos claros
y sigue hablando,
y cuando se calla aún habla:
su mirada implora,
tira lágrimas
que mojan el cigarrillo
que su mano temblorosa sostiene.

Cuando, al fin, apaga el último
cierra los ojos
y como si yo fuera Dios exclama:
“hágase tu voluntad en tu cuerpo
como en tu alma”.

Entonces, con el amor de un padre
hacia una hija,
o el de un tío a su sobrina,
le tomo de la mano
y la llevo a caminar
por la vereda que sólo yo sé:
hacia la otra orilla de la vida.

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