jueves, junio 23, 2005

SOBRE LA AMISTAD (PARA MARÍA)

Lamento, amiga María, que no te guste que te conteste en público pero no puedo evitar compartir con todos los amigos lo que te diré porque creo que, ante todo, la amistad es generosidad.
Es que me pides respuestas definitivas acerca de la amistad y pienso que todos los que opinen sobre este tema tienen razón porque, al fin y al cabo, la amistad, como el amor, tiene distintos matices.
Mira, como yo lo veo: lo que realmente vale es saber que tienes amigos. Cuando sabes que los tienes es que puedes confiar en ellos, pensar en ellos, soñar con ellos. Cuando esto no ocurrre, simplemente no tienes amigos. Así de fácil.
La manera en que se comporta uno como amigo es tan diversa como lo es el género humano. En la amistad existe distancia en la cercanía y cercanía en la distancia, razón en la locura y locura en la razón, dolor en la alegría y alegría en el dolor.
La amistad, como el amor, todo lo soporta, todo lo sufre; podrán llegar vendavales, terremotos, inundaciones y desde el silencio del derrumbe emergerá la amistad.
Yo no creo que haya amistad verdadera y amistad falsa (porque he escuchado que dicen: "cuando la amistad es verdadera..."). Simplemente se es o no se es. Si en algún momento nos confundimos y llamamos amigo a quien no lo era, reconozcamos el error y no sigamos regando las rosas con el agua salada de la desconfianza, de los reclamos, de las indirectas y habladurías que sólo ensombrecen nuestro transitar por la vida.
Finalmente, como sé que no he contestado a tus preguntas tan precisas con estas ideas tan vagas, sólo te agrego que, como me ha ido en la vida con amistades valiosísimas como la tuya te diré que la amistad es generosidad, paciencia, tolerancia, comprensión, apoyo, consejo, reflexión, compañía, confianza, permanencia, respeto, alegría y vida. Sin embargo, como la amistad es de humanos y no de máquinas programadas con estas emociones (qué bueno), hay que aceptar el desinterés de algunos para fortalecer estos lazos día con día y valorar que, alguna mañana, desde una nube (la más insignificante que te puedas imaginar) nos hagan llover en las gotas de una leve llovizna, el fresco recuerdo de su sonrisa que nos diga: "¡Aquí estoy, amigo, sabes que puedes contar conmigo!"

Te saludo y te deseo lo mejor.
Te quiere: JOSÉ I. DELGADO BAHENA

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