No sé que es, en la vida, más cruel que el olvido. Cuando, en la distancia, el viento nos trae las imágenes, los recuerdos, las palabras de la persona a la que un día creímos amar, y nos duelen; nos rasgan las noches de soledad, y nos duelen; nos llueven en los ríos salados que, en la nostalgia, nos brotan de los ojos, y nos duelen...pero, cuando el amor ya no duele, entonces...comienza el olvido.
AYER
Ayer tuve tus manos,
como palomas: suaves,
entre las mías encendidas;
también tuve tus ojos,
húmedos de luz,
escurriendo lloviznas,
en mi pecho tuve tu nostalgia comprimida;
a veces eras tristeza,
a veces alegría.
Hoy no tengo ni tu nombre
porque,
poco a poco,
se me olvida.
LAS COSAS COTIDIANAS
Estoy en la calle,
con sus mil rostros en los que veo:
paz, angustia, ansias y temores,
alegrías, risas, lágrimas,
esperanzas y melancolías.
Es la calle:
los disturbios, los amigos,
los encuentros,
los adioses,
cristales rotos,
árboles caídos,
mujeres con tres meses de embarazo,
hombres con sonrisas sospechosas;
lunes sin domingo,
camisas sin cuerpos,
relojes sin horarios
donde cabalgue el minutero;
un funeral, tres cirios, una viuda,
un ave canta,
ladra un perro,
¡al ladrón!,
¡al ladrón!,
grita un gendarme,
y yo,
sentado en la placita,
observo todo,
haciéndome un disfraz
para olvidarte.
PARA OLVIDARTE MÁS
Para olvidarte más me falta olvido
y escribo una poesía
sentado en estas pobres, solitarias,
tablas de mi piso;
ayer estuve enfermo de olvidarte
y me puse a recordar
las tardes veraniegas,
los dos juntos,
soñando con ser plumas,
jugando a ser aviones en el aire detenidos.
Después, cuando,
cansado de pensarte
y no encontrar razones
para dejar así,
de pronto, de olvidarte,
dejé pasar la nube turbia
que me trajo el recuerdo de tu olvido
y, con las letras de tu nombre,
compuse una canción de despedida
para este amor de agua
que por ti sentí
y que ahora llueve
en el terreno seco del olvido.
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