lunes, junio 20, 2005

PARA NANCY, MI HIJA

Ya sé que vas a decir que hasta cuándo me acuerdo de ti y tendrás razón; pero sabes muy bien que no te olvido, sólo esperaba la mejor oportunidad para escribirte y publicar lo que te digo para que todos sepan que tengo una hija muy sensible, inteligente, amorosa y, por supuesto, hermosa.
Y creo que es la mejor oportunidad ya que te encuentras en una etapa crucial de tu vida: elegir qué carrera estudiarás para que te veas realizada profesionalmente. Por mi parte, no lo olvides: tienes todo mi apoyo en lo que tú decidas porque, como te he dicho otras veces, tú serás quien, en el futuro, enfrente los resultados de tus decisiones.
Sé que quieres ser maestra y me llena de orgullo porque todos, en la familia, al ser parte de este gremio, hemos tratado de ser responsables y hacer de nuestra profesión algo digno.
Podría contarte muchas anécdotas, ponerte ejemplos y darte muchos consejos; sin embargo, me limitaré a prevenirte que, para lograr las satisfacciones que todos buscamos en lo que hacemos, debes hablar a los niños con la voz del corazón y esforzarte con honestidad por hacer que aprendan a valorar todo lo que les rodea, a ser parte importante de la sociedad de su tiempo y a crecer persiguiendo sueños.
Cuando ellos crean en ti, porque sepan que ellos son parte de tu sueño, encontrarás recipientes anhelantes por recibir de tu boca la primera palabra del día que les bañará de luz la oscuridad de sus vidas.

Te regalo otra vez el poema que ya tienes en el libro que publiqué, con el propósito de que redescubras la intención de mis palabras.

"...tú sabrás qué letra, qué palabra,
qué invocación, qué misterio,
qué lamento le escribirás
al libro
que hoy tienes en tu corazón,
para ser escrito,
abierto."

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