viernes, mayo 19, 2006

POEMA PARA MI PUEBLO: TOMATAL

POR LAS CALLES DEL RECUERDO

Envuelto en luces de plata,
a lo lejos, se ve el pueblo
que aún duerme entre la gloria
de los últimos luceros.

Yo camino, respetuoso
de esa quietud y el silencio
que rueda sobre las calles
dolorosas de mi pueblo.

Pero mis pasos tropiezan
con una piedra y siento miedo
porque escucho los ladridos
del más bravo de los perros.

Un respiro de confianza
me regresa el alma al cuerpo,
porque sus pasos arrima
un señor de andar ligero;

él regresa del trabajo,
pues se emplea de mesero,
es don Corne, buena gente,
que me saluda sincero.

Otra vez camino solo,
pero amanece, y es bueno
el viento de la mañana
que se lleva los espectros.

Antes del guardaganado,
que ejidatarios pusieron,
hay un pequeño obelisco
que se ha ido destruyendo.

Dicen los que todo saben
que ahí cayó, sin resuello,
un general zapatista
de famoso regimiento.

Epifanio Rodríguez fue
su nombre, pero me alejo
y prosigo mi camino
por las calles de mi pueblo.

Amanece y voy llegando
a la placita del centro
donde, en las noches, se luce
con alegre movimiento.

Aquí venden, las señoras,
los sabrosos alimentos:
el pozole, los tamales
y los taquitos de queso.

La tía Marce y mamá Mele,
sentaditas, en sus puestos,
me saludan cariñosas
con sus ojitos risueños.

Allá, al frente, está el templo
de Jesús, el nazareno,
es patrono y protector
de lo propio y de lo ajeno.

Cada año es visitado
por la gente de otros pueblos,
le cuelgan sus milagritos
y disfrutan del festejo;

llegan de pueblos vecinos
a confiarle sus anhelos:
de Tepécoa y Tepochica,
los de Tuxpan son primeros.

Con sus corridas de toros,
con sus danzas y sus juegos,
¡cómo se alegra la feria
del patrono de mi pueblo!

Antes de llegar a casa,
aprovechando el sol nuevo,
voy a caminar ansioso
por el puente de concreto.


Ahí, junto, aún se observan
de la hamaca algunos restos:
es un puente colgadizo
que inventaron los abuelos.

Lo hicieron sobre la barranca
para unir un barrio nuevo
al que llamaron: “La Palma”
y es orgullo de mi pueblo.

En mi tierra hay muchos barrios
que me traen buenos recuerdos:
“Juanacate”, “Los amores”,
de “La Chancla” y el del “Centro”

Por supuesto: “Guadalupe”
es el barrio que más quiero
porque aquí viven mis padres
y sembré mi primer sueño.

Con el sol de la mañana
que calienta nuestro suelo,
he regresado a mi pueblo
¡y a la gente que más quiero!

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