


Ayer tuve tus manos,
como palomas suaves,
entre las mías encendidas,
también tus ojos,
húmedos de luz,
escurriendo lloviznas,
en mi pecho tuve tu nostalgia comprimida;
a veces eras tristeza,
a veces alegría.
Hoy no tengo ni tu nombre
porque,
poco a poco,
se me olvida.
jose_delgado9@hotmail.com
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