domingo, septiembre 11, 2005

CON LA VERDAD EN LA MANO

Èl vino a mi casa con la verdad en la mano.
Es un buen amigo que me regalò una tarde soleada y con arena.
La tarde se hizo noche y entre la bruma de las primeras sombras
me dibujó una luna huraña y quebradiza que se perdía en las copas de los árboles.
Con el paso de las horas y uno que otro tequila la vereda de la charla
nos llevó hacia la poesía.
Me dijo que leía mi libro todos los días y que al menos dos o tres poemas
le acompañaban en la soledad de sus horas nocturnas.
Para mi vanidad, me habló de los versos que le quemaron en lo más profundo de sus emociones.
Yo le escuchaba advirtiendo una sombra de rencor en sus pequeños ojos.
No supe qué decirle. Sólo expresé, con la timidez que me caracteriza, un gracias que, al parecer, no fue suficiente porque agregó que su padre le pide mis "Malditas Palabras" de vez en cuando e igual que él se encierra en ese mundo de nostalgias y soledades.
Hubiera querido tener en mi boca las palabras suficientes para agradecerle que
tuviera el valor de ayudarme a soportar estos sinsabores.
Él no sabe (creo que lo imagina) que al compartir lo que escribimos lo hacemos para no tener que llevar, solos, por la vida, carga tan pesada.
Pero bueno, al fin de cuentas la vida fluye y como otros versos se han resbalado entre el nudo de mi garganta escurriendo por mis dedos, le obsequié poemas nuevos.
Creo que aumentará el nivel de su melancolía. No me culpo, cada quien sabe el tipo de amigos que mete en su costal de afectos. No sé si un día decida hacerme un reclamo formal, por lo pronto, si lee este mensaje, quisiera decirle( por si no se dio cuenta) que, al despedirnos y estrechar su mano, deposité en ella un pedacito de luna para su amuleto de buena suerte.
Ojalá que la vida nos permita hacer el viaje que proyectamos para dejar en un terreno neutral los peros y los porqués de tanta soledad contenida en mis poemas.

Con afecto, para mi amigo Miguel Ángel Sierra Ferrer, por su agradable compañía y por su amistad sincera.

1 comentario:

José I. Delgado Bahena dijo...

Bueno, hay otro espacio para quien guste dejarme un comentario.
Además de que podemos leer lo que opinan los demás.