lunes, noviembre 09, 2009

CURVATURA


Hay un espejo en la orilla de mi alma

y en él reflejo la luz ciega de mi destino;

soy un cordero que mordió el hilo de tu esperanza

y perdonó catorce veces la neblina de tus días.

Ayer escupí sobre las aguas de tu pelo

y sembré mis pies en el único de tus recuerdos;

mi corazón se sumerge en el dolor de la noche,

en esta noche vacía en que no te tengo.

Si un día vuelves, otra vez,

a rasguñarme la vida,

seré un silencio apagado sobre la palma de tu mano

y me iré hacia la bruma,

como un suspiro evaporado que tiende sus alas

sobre el viento oxidado de tu amor casi extinto.

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