¿Cuándo vienes a casa
a recoger los frutos de un cariño dormido,
a castigar la duda,
a lloviznar caminos?
¿Cuándo vienes a verme
con tus manos ansiosas,
con tu aroma de nardos,
con tu pecho encendido?
La tarde que te fuiste
me quedé sorprendido
rompiéndome las uñas
con mi anhelo encendido;
me quedé taciturno,
casi nube, casi llanto,
casi mar, casi río...
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