LO QUE ME FALTA
No extraño
tus ojos ni tu voz
en la penumbra
de mi cuarto en silencio;
no me faltan tus manos
que rondaban,
permanentemente,
por mi sexo;
lo que me falta,
como a ti,
es tener mis labios quemantes
en tu cuello
y que mis dientes muerdan,
con amor,
tus pezones despiertos.
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