jueves, abril 24, 2008


Amar: repite el mar

y su tono monocorde

hace estallar los silencios en fuegos de artificio.

Si dos se quieren existe el cielo.

Bienaventurado el que, sin miedo,

da un salto hacia el vacío donde otro espera;

porque eso es amar:

estar inquieto y morir embelesado.
Ama y cambia tus ideas,

dijo el hombre de ciencia.

Quien ama a una persona la salva

y salva también al mundo entero,

dice el Talmud.
Entonces,

que conserve la luz su aliento y su memoria

porque, con el amor, después del holocausto,

llega el perdón y un himno de paz

se vierte sobre el alma.
Que el cielo llore,

y que en la Tierra llueva

el virtus beatífico del alba.

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