Algún día mis manos estarán vacías
porque habré tirado todo lo que me estorba:
la timidez, la soberbia, el orgullo,
la vanidad, la pereza, el desamor,
mi sed de venganza,
la melancolía extrema
que ensombrece mi corazón,
el egoísmo, la sinrazón,
la torpeza, la desconfianza,
la inconformidad hacia Dios,
el amor por lo material,
la burla, la crueldad,
la ansiedad, el sarcasmo,
las horas malditas
del autoconsuelo,
las malas palabras
en mal momento pronunciadas;
entonces, realmente,
podrás amar a este desconocido,
desnudo de mí,
que se desvela soñando
que te penetra el alma.
1 comentario:
Y que ese penetrar se haga luz, despertando sentidos, removiendo labios haciendo tremulos. Saludos para ud. Maestro.
Agustin
Publicar un comentario