Lluvia de estrellas hay en mi corazón
porque, con tu partida (aunque me asombra mucho),
no hay dolor.
Deveras, no es conformismo, ni paz interna
o resignación; es dulce calma, brisa de otoño,
mar apacible, tierna canción.
Sé que esperabas que te llorara y que implorara por tu perdón,
o que en silencio y en la penumbra yo me quedara con la derrota
en mi habitación,
o al menos fuera tras de tus pasos, como otras veces,
tragando el humo de tu rencor
y que en tu calle yo me quedara bajo la lluvia
ilusionado porque salieras y que trajeras la paz de mi alma
con tu pasión.
Mas, sin embargo, en la tristeza que ahora me dejas
ya no hay dolor,
porque el recuerdo de tu cariño me lo ha cambiado
por una flor.
Ahora, sereno, cierro mis ojos
y entono a solas nuestra canción,
y este amor nuestro que arrastró el viento
derrama estrellas, luces benditas que me iluminan
el corazón.
porque, con tu partida (aunque me asombra mucho),
no hay dolor.
Deveras, no es conformismo, ni paz interna
o resignación; es dulce calma, brisa de otoño,
mar apacible, tierna canción.
Sé que esperabas que te llorara y que implorara por tu perdón,
o que en silencio y en la penumbra yo me quedara con la derrota
en mi habitación,
o al menos fuera tras de tus pasos, como otras veces,
tragando el humo de tu rencor
y que en tu calle yo me quedara bajo la lluvia
ilusionado porque salieras y que trajeras la paz de mi alma
con tu pasión.
Mas, sin embargo, en la tristeza que ahora me dejas
ya no hay dolor,
porque el recuerdo de tu cariño me lo ha cambiado
por una flor.
Ahora, sereno, cierro mis ojos
y entono a solas nuestra canción,
y este amor nuestro que arrastró el viento
derrama estrellas, luces benditas que me iluminan
el corazón.
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