Es una niña buena
que renació a la vida
con ojos de nostalgia,
entre sus manos lleva
la tierra de su tierra
envuelta en añoranzas;
ella no reconoce
presente ni futuro,
vive su eterna infancia:
es tierna, caprichuda,
exigente,
olvidadiza, rebelde,
no sabe de esperanzas.
Es una niña buena
que juega a ser señora
y duerme acurrucada,
a veces el demonio la asusta
y llora
pero la consuela
su ángel de la guarda;
no sabe de promesas
ni de angustias
ni de sentirse, a veces,
con el hambre atrasada.
Esta niña buena
tropieza con sus dudas,
pero con sus sonrisas
ilumina la casa.
Con afecto para mi amigo Rodolfo y para su mamá, doña Higinia, de Teziutlán, Puebla.
POEMAS, CUENTOS, COMENTARIOS, SUEÑOS...
lunes, noviembre 27, 2006
viernes, noviembre 10, 2006
TE ESTOY PENSANDO
En el silencio que raspa la noche
incrustada en mi cuarto,
te estoy pensando
como éramos ayer: gato y garabato, sol y agua,
viento y frío,
la luna en el retrato.
Pienso que te quería
con tu voz turbia, lejana y taciturna;
con las manos en el hielo,
con mi sangre hirviente
que se desliza en la conciencia del no olvido
entre el laberinto del perdón nunca exigido.
Y sé que estás, duramente,
permanentemente,
como un grito callado,
como una revelación acobardada,
como un sueño no soñado,
como una guerra perdida
que dejó un corazón -el mío-
minusválido.
Te estoy pensando y te conozco allá:
en el otoño recobrado,
en la espiga derrumbada,
en la llaga oxidada,
en el sueño interrumpido,
rasguñándome,
como siempre,
el alma.
En el silencio que raspa la noche
incrustada en mi cuarto,
te estoy pensando
como éramos ayer: gato y garabato, sol y agua,
viento y frío,
la luna en el retrato.
Pienso que te quería
con tu voz turbia, lejana y taciturna;
con las manos en el hielo,
con mi sangre hirviente
que se desliza en la conciencia del no olvido
entre el laberinto del perdón nunca exigido.
Y sé que estás, duramente,
permanentemente,
como un grito callado,
como una revelación acobardada,
como un sueño no soñado,
como una guerra perdida
que dejó un corazón -el mío-
minusválido.
Te estoy pensando y te conozco allá:
en el otoño recobrado,
en la espiga derrumbada,
en la llaga oxidada,
en el sueño interrumpido,
rasguñándome,
como siempre,
el alma.
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